lunes, junio 04, 2007

Una mas y no jodo mas.

A la descripción del mobbing o acoso moral del post anterior, sumo aquí la parte que más me impresionó a mientras me informaba sobre el tema: la descripción de los personajes involucrados.

A medida que leía las características de personalidad del acosador o mobber, mi boca se iba abriendo en bobo gesto de asombro. Innumerables páginas web parecían referirse, sin nombrarla, al misma persona que casualmente y para mi mal yo conocía de cerca. Hasta el más pequeño detalle coincidía perfectamente con la idea que me había hecho de quién me psicopateó durante años. La precisión era tan grande que me planteé dos posible explicaciones: o el kía no era nada original sino que representaba el arquetipo del mobber y lo que me sucedió a mi era un ejemplo de lo que muchas personas habían pasado, o yo estaba fundiendo bielas y me imaginaba similitudes donde no las había. Una rápida consulta con otras personas que lo habían sufrido sirvió para descartar la segunda hipótesis.

Las características de personalidad del acosado, de la persona propensa por alguna razón a sufrir mobbing, y los efectos que eso le causa, también mostraron un importante grado de acuerdo con lo que se dice de mí (con la excepción de algunos conceptos elogiosos que no se me aplican).

Así que, basta de aburrirlos, aquí están y estos son los protagonistas del mobbing.

El acosador

Una descripción de los rasgos que delatan a un acosador:

Personalidad Jekyll y Hyde: se muestra violento, desagradable y vengativo, habitualmente en privado, con la víctima, pero encantador con el resto de los compañeros.

Mentiroso: miente compulsivamente, convence con continuos engaños.

Encantador: ante sus superiores o iguales, a los que muestra su lado más amable, para resultar convincente, y compensar así su falta de empatía.

Falsa apariencia de seguridad: una fachada para ocultar su verdadera inseguridad.

Controlador: obsesionado con el control y con la supervisión de todas las cuestiones; de de modo de poder manipular todo a su antojo.

Crítico: en pocas ocasiones alaba el trabajo de los demás. Critica todo aquello por lo que se le solicita algún juicio u opinión, de modo poco o nada constructivo.

Irritable: ante cualquier contrariedad, es habitual que reaccione de forma airada e irritada.

Buen actor: no observa diferencia entre el papel que representa, que es aquella manera con la que desea que se le reconozca, y la persona que realmente es.

Líder convencido: ya que no le cabe duda de su capacidad de liderazgo, a pesar de no ser capaz de distinguir la diferencia entre liderar e intimidar, que es lo que habitualmente practica.

Incapaz de asumir culpas: reaccionando con irritabilidad y agresividad cuando se le piden explicaciones o justificaciones.

Es una persona fría y calculadora, pero ¿qué motivos tiene en realidad para iniciar el acoso moral?. Se ha apuntado como motivación la propia incapacidad personal del acosador, que se encuentra cumpliendo un dado rol sin tener las cualidades para ello; con lo que su reacción es infravalorar a los demás, para que su incompetencia no sea evidente. En ocasiones siente clara envidia por algunas cualidades de la persona a quien acosa.

Otros investigadores apuntan que se pueden identificar comportamientos patológicos de tipo del trastorno narcicista o el trastorno psicopático:

• El narcista:

Trata de demostrar su valía de manera continua para así sentirse seguro, de modo que debe existir una identificación plena entre la imagen que espera proyectar y la que realmente representa en público. Tiene la profunda necesidad de destruir a los demás. Emplea el acoso porque puede ver su autoimagen continuamente amenazada por otras personas. Una descripción de la patología narcisista destaca como rasgos sobresalientes: La grandiosidad, el egocentrismo, y una notable falta de interés y de empatía hacia los demás, además de una enorme necesidad de aprobación por parte de los otros. Puede desarrollar sentimientos de envidia hacia aquellos que poseen cualidades que el no tiene, o simplemente cuando parecen disfrutar de sus vidas. Suelen tener incapacidad para expresar sentimientos de tristeza, duelo, y reacciones depresivas. El narcisista se considera la persona más importante de la organización; es habitual que alardee de sus grandes logros profesionales, olvidándose siempre del equipo que ha trabajado con él, y que ha contribuido a conseguir ese éxito profesional. Las posibilidades de cambio en la personalidad de un individuo con trastornos narcisistas son escasas.

• Los trastornos psicopáticos:

El perfil del psicópata organizacional es el de un individuo que logra abrirse camino en la mediante la manipulación y la seducción. No es fácilmente detectable. Los siguientes rasgos son característicos:

Ausencia de empatía: el psicópata organizacional no tiene sentimientos ni emociones, por lo que no posee la capacidad de conectar con la gente, teniendo que fingir continuamente, ya que así le conviene en su propio interés.

Ausencia de remordimientos: el acosador que sufre este trastorno es incapaz de sentir remordimientos, pena, culpabilidad, aunque a veces lo pudiera parecer, ya que puede fingir si le conviene.

Capacidad superficial de encanto: facilidad de palabra, capacidad para embaucar y tergiversar la verdad. Su capacidad de encantamiento es tal que cuando se le acusa nadie puede dar crédito a tal acusación.

Estilo de vida parasitario: al igual que el perverso narcisista, el psicópata organizacional también suele vivir profesionalmente de los demás.

Manipulación: al psicópata lo único que le interesa y le mueve es conseguir lo que quiere, y hará todo lo que esté en sus manos para conseguirlo, sin importarle lo más mínimo el «pisotear» a quien sea si le considera un competidor, empleando amenazas si ha de deshacerse de los débiles, o el chantaje o compra si se trata de un fuerte competidor.

Mentira sistemática y compulsiva: el psicópata organizacional miente con una gran facilidad, y además posee la cualidad de improvisación; esto le convierte en un experto en falsear la realidad, lo que le ha servido para alcanzar una posición que no merece.

Sentido grandioso de los propios méritos: aquí también coincide con el narcisista; es decir, que tiene también la creencia de que su entorno le debe todo, porque él es el mejor.

El acosador utiliza, además de esas características variables en su personalidad, una serie de condiciones situacionales que serán imprescindibles, y sin las que la labor de destrucción psicológica será imposible.

El secreto de sus actuaciones:Es habitual que los acosadores actúen en privado con la víctima, aprovechando el secretismo de sus actuaciones para manipular, distorsionar y perjudicar el trabajo, la reputación o la imagen profesional de la víctima, que puede que no sea consciente de ello hasta que el daño esté ya ocasionado. Esta ocultación de los hechos hace difícil probar los comportamientos agresivos.

La vergüenza de la víctima: culpabilización El desarrollo de sentimientos de vergüenza por parte de la víctima resulta clave para que se produzca la paralización, permitiendo así que el acoso se prolongue en el tiempo. El acosador consigue que la víctima elimine la buena opinión que ésta tiene de sí misma, y se produzca la equivocada idea de que «la culpable es ella misma».

Los testigos mudos (atemorizados)Existen compañeros de la víctima que son testigos del acoso, pero que, con su actitud, parecen colaborar de forma tácita en el mismo. Su silencio, provocado por la «obediencia debida», puede incluso transformarse en colaboraciones activas, en forma de agresiones que suelen llevar el refrendo de alguna persona con mayor grado de autoridad.

El acosado [aqui los conceptos elogiosos no se me aplican]

No existen evidencias para afirmar que existan trabajadores que, por sus características personales, puedan ser etiquetados apriorísticamente como víctimas propiciatorias. Sin embargo, la reacción del hostigado ante este tipo de problemas y las consecuencias que se derivan de estas conductas agresivas, puede variar en función de unas determinadas características personales. Muchas de las personas que se han identificado como víctimas de acoso psicológico, son personas sensibles y vulnerables, lo que puede haber influido en la elección como objeto del acoso, aunque estos mismos rasgos suelen favorecer la respuesta patológica ante las acciones del acosador.

Frecuentemente se trata de personas con altos niveles de autoexigencia, respetuosas con las formas sociales, preocupadas por su imagen ante los demás, ordenadas, meticulosas, introvertidas, con baja tolerancia a la frustración, tendencia a experimentar ansiedad, dificultad para reconocer sus propias emociones y transmitir sus sentimientos, etc.

Algunos rasgos que pueden ilustrarnos el perfil psicológico del acosado los siguientes:

La autenticidad. La víctima suele ser una persona comprometida con sus propias dinámicas de desarrollo, que persigue ante todo la autorrealización y el autoconocimiento.

La inocencia. La víctima es incapaz de dañar y de descubrir las intenciones ocultas de los demás. Prefiere puestos que le permitan aplicar su capacidad empática.

La dependencia afectiva. El acosado suele tener la necesidad de ser querido y aceptado, por lo que suele proteger y conservar sus lazos interpersonales, incluso ante la evidencia de que puedan conllevar componentes negativos.

Una clasificacion a los sujetos con riesgo de padecer mobbing consta de tres grandes grupos:

Los envidiables: Personas brillantes y atractivas, que con su mera presencia amenazan los sentimientos de superioridad del acosador.

Los vulnerables: Individuos con alguna peculiaridad o defecto o simplemente necesitados de afecto y aprobación.

Los amenazantes: Activos, eficaces y trabajadores, que ponen en evidencia lo establecido y pretenden implantar reformas.

La tipología de los posibles acosados es la siguiente:

Personas con elevada ética, honradez y rectitud, así como un alto sentido de la justicia. Suelen ser individuos de actitud noble, que se caracterizan por intentar que las organizaciones actúen con ética y dignidad.

Personas autónomas, independientes y con iniciativa. Poseen la madurez psicológica suficiente como para tener un criterio independiente, autonomía de actuación y capacidad para tomar la iniciativa.

Personas altamente capacitadas por su inteligencia y aptitudes, que destacan por su brillantez profesional. Que poseen grandes conocimientos y se conducen con una elevada calidad profesional, rigor, rapidez y eficacia en el desempeño de su trabajo.

Personas populares, líderes informales entre sus compañeros o con carisma para liderar grupos.

Personas con un alto sentido cooperativo y de trabajo en equipo. Personas con gran capacidad de relación que colaboran con el resto de compañeros, facilitándoles instrumentos y medios para la consecución de objetivos colectivos.

Personas con elevada capacidad empática, sensibilidad, comprensión del sufrimiento ajeno e interés por el desarrollo y el bienestar de los demás.

Personas con situaciones personales o familiares altamente satisfactorias y positivas. Contentas, integradas y satisfechas, con una vida familiar satisfactoria o con una vida de pareja que funciona.

4 comentarios:

  1. Bueno, pero lo que no entiendo es por qué eso de que no se le aplican los conceptos elogiosos? Ademas casi todos los conceptos son neutros o depende mucho del contexto calificarlos de elogiosos o no.

    Ademas creo que el mobbing se acentúa mucho en las sociedades competitivas (je.... ahi fue el panfleto).

    Yo creo que la mejor defensa es el ataque. Es difícil cuando se está en situación de inferioridad jerárquica, pero amenazar con patear el tablero puede ser una opción. Como en Belleza Americana.

    ResponderBorrar
  2. Ademas creo que el mobbing se acentúa mucho en las sociedades competitivas (je.... ahi fue el panfleto).

    En lo que tal vez no estemos de acuerdo es en que no creo que la competitividad sea una caracteristica exclusiva del capitalismo.

    Sin embargo, nada mas competitivo que las universidades del primer mundo. Y alli el mobbing no se da, o se da con muy baja intensidad (con la excepcion de Espa#a, donde parece ser un problema endemico).

    En la referencia de donde saque lo posteado, habia tambien una descripcion de las instituciones en las que esto sucede (que no inclui para no hacer el post aun mas largo). Detallaba instituciones jerarquicas y apolilladas, donde en medio una estructura concebida para funcionar jerarquicamente y de modo vertical, reina la anarquia. Por lo tanto, cualquier maquiavelito de repisa se puede volver fuerte usando contra sus subordinados los reglamentos que nadie usa contra el. La Universidad y el sistema cientifico argentino cuadran justito en esa descripcion, con reglas concebidas durante sucesivas dictaduras y una actual desidia que hace que esas reglas persistan aunque ya los consejos directivos no las apliquen.

    Y donde te encontras con tipos que te dicen sin ponerse colorados: "sabes lo que pasa, pendejo: vos sos demasiado independiente"....

    ResponderBorrar
  3. recomendado: Marie France Yrigoyen, El Acoso Moral

    ResponderBorrar
  4. Sip. Yrigoyen era repetidamente citada en la referencia de donde tome esto.

    ResponderBorrar

Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.