Porque caso contrario, si se trata como parece de una desaparición en democracia, con todas las connotaciones macabras de la palabra. Si las bestias han vuelto al ruedo cuando parecía que se les venía la noche. Si ha sido secuestrado y está vivo y encerrado en este momento o, dios no lo quiera, torturado como castigo de su valentía. Si lo asesinaron como bien han sabido hacer....
Si algo asi está sucediendo, es que nos ha llegado el momento. El de demostrar cuanto hemos aprendido como sociedad en 30 años, cuanto es cierto y cuanto es cuento detras de tanto discurso, de las multitudinarias marchas los 24 de marzo, de los homenajes a los desaparecidos, de sus nombres en nuestras calles y en nuestras escuelas.
¿Cómo? Exigiendo desde hoy mismo su inmediata aparición con vida. Exigiendo la identificación y castigo de quienes esten involucrados en su secuestro, no sólo los ejecutores sino y principalmente los responsables intelectuales, pasando por todos los que hayan hecho la vista gorda. No podemos permitirnos dudar. La última vez que dudamos murió una generación, y su ausencia ha marcado nuestro presente.
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