sábado, octubre 10, 2009

Del capitán Grant y el espaciotiempo

Guardo entre mis tesoros más preciados una antigua biblioteca de roble heredada de un bisabuelo andaluz, impresor y coleccionista. Buena parte de las lecturas de mi infancia abrevaron en sus viejos estantes, generosos de autores como Poe, Salgari, Dickens o Verne (*).

De las innumerables historias que vienen a mi memoria, resulta útil para comenzar este post la novela Los Hijos del Capitán Grant, de Julio Verne. En ella, Robert y Mary Grant buscan a su padre, perdido en el mar junto a su bergantín Britannia, teniendo como única pista los restos de un manuscrito hallado dentro de una botella. Lo único legible del mensaje es la latitud 37° sur, por lo que se embarcan decididos a circunnavegar el mundo siguiendo ese paralelo. El viaje los lleva a través de la Patagonia argentina, y de aquel apócrifo reino de Araucania inventado por un simpático chantapufi francés. La obvia razón por la que la información disponible en el manuscrito del náufrago era insuficiente para encontrarlo, es que para ubicar cualquier punto sobre la superficie terrestre son necesarias dos coordenadas: la latitud y la longitud. Esta verdad suele expresarse diciendo que dicha superficie tiene dos dimensiones.

Una búsqueda similar a la de Robert y Mary, pero viajando en dirección norte-sur, es la que realizaba en los mares antárticos el capitán Ley Guy, protagonista de la novela La Esfinge de los Hielos, también de Julio Verne. El capitán buscaba a su hermano William, desaparecido junto al aventurero Arthur Gordon Pim, en una novela escrita por otro autor de mi biblioteca, Edgar Allan Poe. Ambas búsquedas son compatibles porque Verne admiraba a Poe, y porque sobre la superficie del mar es posible moverse en dos direcciones perpendiculares, Este-Oeste como Robert y Mary, y Norte-Sur como el capitán Ley Guy. Algo que también suele expresarse diciendo que dicha superficie tiene dos dimensiones.

Durante su viaje, Robert y Mary abandonan al estafador Ayrton en una isla donde, años más tarde y en otra novela, La Isla Misteriosa, compartirá los últimos días de del personaje más famoso de Verne, el capitán Nemo. Ese insumiso príncipe hindú, que dedicara su vida a embestir y hundir buques ingleses a bordo de su Nautilus, logró eludir a la corona gracias a que su famosa nave era capaz de escapar a la bidimensionalidad de la superficie del océano, escondiéndose en sus profundidades. Es decir que el Nautilus aprovechaba completamente la libertad de moverse en tres direcciones, algo que se expresa diciendo que el espacio tiene tres dimensiones. La armada imperialista necesitaría conocer tres coordenadas para saber exactamente donde se hallaba el Nautilus: la latitud, la longitud, y la profundidad. Algo que también se expresa diciendo que el espacio tiene tres dimensiones.

Otro viajero de mi biblioteca exploraba los mismos oceanos remotos. En Los Viajes de Gulliver, una mordaz sátira política que los críticos se encargaron de disimular bajo el rótulo de novela para niños, Jonathan Swift somete a su personaje a los caprichos de los habitantes de Liliput, a quienes describe como de sólo seis pulgadas de alto, y posteriormente a los juegos sexuales de las mujeres de Brobdingnang, altas como un campanario y cuyo paso mide diez yardas. En su descripción de ambos reinos, Swift hace referencia a las tres medidas posibles de los objetos: alto, ancho y espesor, poniendo en evidencia otro aspecto de la afirmación el espacio tiene tres dimensiones.

O sea que cuando decimos que el espacio tiene tres dimensiones nos referimos a que se describe con tres coordenadas, a que los objetos tienen tres grados de libertad, y a que se extienden en tres direcciones diferentes.

Ahora bien ¿Tiene algún sentido preguntarnos si el espacio tiene más de tres dimensiones? ¿existe una cuarta dimensión? Mi vieja biblioteca también tiene una respuesta para eso:

-No pienso pedirles que acepten nada sin motivo razonable para ello. Pronto admitirán lo que necesito de ustedes. Saben, naturalmente, que una línea matemática de espesor nulo no tiene existencia real. ¿Les han enseñado esto? Tampoco la posee un plano matemático. Estas cosas son simples abstracciones-

-Esto está muy bien -dijo el Psicólogo.

-Ni poseyendo tan sólo longitud, anchura y espesor, puede un cubo tener existencia real.

-Eso lo impugno -dijo Filby-. Un cuerpo sólido puede, por supuesto, existir. Todas las cosas reales...

-Eso cree la mayoría de la gente. Pero espere un momento, ¿puede un cubo instantáneo existir?

-No le sigo a usted -dijo Filby.

-¿Un cubo que no lo sea en absoluto durante, algún tiempo puede tener una existencia real?

Filby quedóse pensativo.

-Evidentemente -prosiguió el Viajero a través del Tiempo- todo cuerpo real debe extenderse en cuatro direcciones: debe tener Longitud, Anchura, Espesor y... Duración. Pero debido a una flaqueza natural de la carne, que les explicaré dentro de un momento, tendemos a olvidar este hecho. Existen en realidad cuatro dimensiones, tres a las que llamamos los tres planos del Espacio, y una cuarta, el Tiempo. Hay, sin embargo, una tendencia a establecer una distinción imaginaria entre las tres primeras dimensiones y la última, porque sucede que nuestra conciencia se mueve por intermitencias en una dirección a lo largo de la última desde el comienzo hasta el fin de nuestras vidas.

Como nos recuerda este inolvidable viajero de La Máquina del Tiempo de H.G. Wells, el tiempo satisface nuestras ideas de dimensión como coordenada y de dimensión como extensión. Sin embargo, considerado como grado de libertad, el tiempo es esencialmente diferente de las dimensiones espaciales: sólo podemos movernos en un sentido a lo largo de él: hacia el futuro. Estas ideas fueron incorporadas a la física a principios del siglo XX por Einstein en su Teoría de la Relatividad Especial, donde fusionó el espacio y el tiempo en una sola entidad de cuatro dimensiones, el espaciotiempo.

Junto con la Mecánica Cuántica, la Teoría de la Relatividad ha sido desde su descubrimiento una fuente inagotable de fabulaciones filosóficas y desviaciones conceptuales (tal vez la más frecuente de las cuales es la confusión de "relatividad" con "relativismo"). Y esto sucede a pesar de que sus efectos más extraños son en realidad muy simples de comprender mediante un pequeño esfuerzo de analisis.

Pensemos por ejemplo en Buck, el protagonista de El llamado de la selva, de Jack London, novela hasta cuya lectura debería posponerse el doceavo cumpleaños de cualquier niño. Buck debía arrastrar un trineo cargado con quinientos kilos de harina a lo largo de cien metros, para que su amo John Thornton, el único que lo había tratado como un hombre debe tratar a un perro, pudiese cobrar una apuesta y pagar sus deudas. Buck jadeaba arrastrando el trineo, a una velocidad que los apostadores curiosos, parados en la nieve, consideraban apreciable. Sin embargo para Thornton, que corria detrás del trineo gritando indicaciones, la velocidad de Buck parecía mucho menor. Esta observación sencilla, que la velocidad de un objeto en movimiento no es absoluta sino que depende del observador, fué desafiada en 1887 por Michelson y Morley quienes mostraron que los fotones se alejan de cualquier observador a una velocidad de 300000000 metros por segundo. Es decir que si el trineo fuera tirado por fotones, en cada minuto se alejaría de los curiosos inmóviles lo mismo que lo haría de Thornton, independientemente de que tan rápido corriera este último detrás de él. La observación crucial de Einstein es que esto sólo sería posible si los minutos transcurrieran más lentamente para Thornton que para los apostadores que lo observaban.

Aunque todavía podemos insistir con la pregunta anterior ¿existe alguna dimensión extra? Es decir, si el tiempo es la cuarta dimensión ¿hay una quinta dimensión? ¿y una sexta? De eso tal vez hablaremos en posts venideros.

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*Permitaseme mencionar aquí dos pequeños actos de egoísmo, motivados en la importancia que esa biblioteca tiene para mí. El primero: en una de las frecuentes inundaciones que suele sufrir mi barrio, el agua superó su cota habitual y entró en mi casa arruinando absolutamente todo lo que estuviera por debajo de los 50cm. Mientras mi mujer lloraba ante el espectáculo de su casa inundada, yo no podía dejar de pensar en mis libros sin atreverme a mirarlos. El segundo: mientras veía por los medios esa atroz manifestación de la maldad humana que fue el bombardeo de Bagdad, un pequeño rincón de mi cerebro, antiempático en medio de la carnicería, se empeñaba en lamentar que ahora jamás podría conocer la ciudad del califa Harún al Rashid.
(Notable, termino de escribir este post y la radio pasa un tema de Wolfmother titulado "Dimension")
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sábado, agosto 08, 2009

¿Que te pasa Clarín?

El film Kingsey (2004), repasa la vida del famoso entomólogo estadounidense, quien fué uno de los primeros investigadores en aplicar el método científico al estudio del comportamiento del animal humano. Hombre metódico y obsesivo, se interesó en un área tan sensible como la de la sexualidad, lo que le valió la fama mundial durante sus primeros estudios y el ostracismo y el olvido en sus últimos años.

Alrededor del minuto 40 de la película, luego de algunas investigaciones preliminares Kingsey solicita a sus alumnos que completen un cuestionario anónimo sobre sus vidas sexuales. Explica la necesidad de tal estudio enumerando diferentes preguntas que le tocó escuchar:

- ... ¿Mucho sexo puede causar cáncer? ¿Usar tacones altos me hace estéril? Creo que mi vagina no es normal. ¿Se pega la sífilis por silbar? ¿Es la homosexualidad una forma de demencia? Yo pienso mucho en mi gato... demasiado. ¿E... Eliminar el s... sexo provoca tar... tartamudeo? ¿Mi pene es más pequeño que los demás? ¿Mucha masturbación provoca eyaculación precoz? ¿Es normal que mi novio me toque el ano?

Todas son excelentes preguntas, todas tienen la misma respuesta: No lo sé.

Desde el punto de vista sexual es difícil decir lo que es común o normal... porque sabemos muy poco de lo que las personas realmente hacen. Esto nos lleva a que muchos nos sintamos ansiosos o culpables. ¿Estoy interesado en lo correcto? ¿Estoy haciendo las cosas de manera normal? Una de las formas de descubrir lo que las personas hacen... es determinar lo que han hecho, así que por favor tómense su tiempo al llenar estos cuestionarios sexuales. Traten de ser lo más exactos y honestos posible. Es la única manera. Sólo funcionará si dicen la verdad."


Mas tarde, cerca del minuto 55, Kingsey describe los resultados de su pequeña encuesta, y propone realizar un estudio a gran escala, de modo de contar con la estadística suficiente para poder afirmar que conocemos los hechos básicos sobre el comportamiento sexual humano

- Muchas personas piensan que hacen sexualmente lo que todos hacen. O que deberían hacerlo. Pero debo recalcar que todas las llamadas perversiones sexuales caen en un rango biológico normal. Por ejemplo. La masturbación, el contacto boca genital, y la homosexualidad son comunes en muchos mamíferos, incluidos los humanos. La sociedad puede condenar estas prácticas como inmorales, pero es ridículo llamarlas no naturales. Sin embargo, basados en el primer libro de Génesis, de acuerdo a la opinión pública sólo existe una ecuación sexual correcta: Hombre + Mujer = Bebé. Todo lo demás es vicio. He aqui cuando el registro de los orgasmos de la raza humana demuestra la ineficiencia de las restricciones sociales y la imperatividad de la demanda biológica.

¿Por qué algunas vacas tienen sexo mientras otras sólo se quedan paradas ahí? ¿Por qué algunos hombres necesitan 30 orgasmos semanales y algunos ninguno? Porque todos somos diferentes. El problema es que muchos quieren ser iguales, les resulta más fácil ignorar este aspecto fundamental de la condición humana. Están tan desesperados por ser parte del grupo que traicionan su propia naturaleza para lograrlo.


La última frase me resulta iluminadora.

El Informe Kingsey fué un estudio científico serio basado en datos estadisticos sobre miles de encuestas tomadas a todo tipo de personas en todo el territorio norteamericano. Reveló que algunos comportamientos hasta entonces considerados perversiones son en realidad absolutamente normales. Logró una enorme difusión pública, y muchos creen que fué una de las causas de la llamada "revolucion sexual". Independientemente de lo certero de esa opinión es indudable que, gracias a su publicación, muchas personas descubrieron que todo lo que les habia sido dicho acerca de la normalidad sexual humana era falso. Que aquello que durante todas sus vidas habían hecho y defendido solo porque de ese modo se sentían parte del grupo, no era sino una ficción establecida por el conservadurismo religioso. Que la habilidad de las iglesias para apropiarse del discurso público les había hecho creer en una realidad fabricada, y los habia inducido a ocultar avergonzados comportamientos absolutamente normales.

Me pregunto cuanto nos damos cuenta de que ningún avance social es realmente significativo mientras el poder mantenga la prerrogativa de decirnos que cosa es verdad y que cosa no lo es. Que el objetivo primario de cualquier batalla debe ser el de disolver esa plastilina hecha de mentiras con la que lo poderosos crean la realidad, a fuerza de amasarla contra nuestras conciencias hasta hacerla parecer sentido común.

El conservadurismo norteamercano se daba cuenta, y por eso combatió a Kingsey hasta lograr el desfinanciamiento y la virtual cancelación de su proyecto. La derecha argentina también, y por eso hoy censura a cualquiera que desnude la volubilidad de su versión de la realidad.

martes, julio 14, 2009

Africa

Él, hijo de una familila de clase media de la cole laica argentina. Ella, fruto del cockteil genetico nacional, mitad italiana y mitad irlandesa.

Ella, simplemente linda, con esa belleza que no cabe en ningún lugar común. Él, conversador y amigable, ameno al punto de hacer reir a las piedras.

Él, hijo sufrido de una familia extremadamente exigente, para la cual todo se mide en logros profesionales, en status, y en dinero. Ella en cambio, fruto de una infancia suburbana más favorecida, que acepta las privaciones y el bienestar con mayor naturalidad.

Se conocieron en la adolescencia, en vacaciones, en una playa idílica y semidesierta. Se gustaron, se hicieron amigos. Se acercaron, se marcaron, se imaginaron.

Algo pasaron juntos. Ese verano o el siguiente, nunca se supo. Algo corto, intenso, inolvidable... O tal vez nada pasó, tal vez sólo fueron imaginaciones, alucinaciones, probabilidades.

Se siguieron viendo, en parte por amigos en común, en parte porque la pasaban bien juntos, en parte porque ambos esperaban algo que alguna vez debía pasar.

Pero lo que pasó fue el tiempo.

Él, ahora ingeniero, más por satisfacer la presión de su familia que por verdadera vocación. Simulando que realmente cree que la ambición es una virtud y que la humildad es el signo del fracaso. Simulando que se siente feliz con cada nuevo escalon de progreso empresarial. Si bien nunca supo muy bién para qué lado se gira una tuerca, ahora conoce todas las palabras anglógenas que constituyen el idioma de las grandes corporaciones: management, marketing, coaching, garking...

Ella, ahora profesional de la salud, comprometida en un area fuertemente social. Si bien eligio su carrera sin demasiada conviccion, casi de casualidad descubrió la militancia en la facultad, cuando un decano menemista le hizo muy fácil el quedar a la izquierda. Otras palabras pueblan su diccionario: asamblea, agrupacion, delegados, ONG's...

Él, ahora casado con alguna mujer ambiciosa y soportando el frio del fin del mundo. Ella, escondida bajo las nubes que cubren las tierras de sus ancestros, noviando con algún personaje de rasgos indefinidos. Se veían muy poco, vivían lejos. Ambos hicieron viajes en ambos sentidos, el turismo fue tal vez la razón, o tal vez la excusa.

Ella se separó, el se divorció. Ambos deprimidos, se encontraron en algun recoveco de la patria. Pero tampoco fué el momento. Alguien rechazó a alguien. Quién y por qué, los dioses lo sabran.

Y más tiempo pasó.

Él, de nuevo noviando, emigrado al África negra, trabajando para una multinacional que se apropia a precio vil de un petróleo que fluye solo mezclado con sangre. Ella, casualmente o no, también de novia, y también en el hogar de las girafas y los leones, al servicio de una asociación humanitaria de esas que intentan vanamente paliar los efectos del saqueo.

Se siguen viendo, se siguen marcando, yo diría que se siguen imaginando. Aunque ambos juren que no.

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En un mundo complejo como el que nos toca, tanto las injusticias mas terribles cuanto los actos mas generosos son obra de personas que, en lo profundo de sus consciencias, no son demasiado diferentes. Es por eso que el triunfo deseado sobre la injusticia, no se lograra jamas venciendo a las personas que hoy constituyen sus engranajes, sino al discurso perverso que las puso alli. Esa victoria es mucho mas dificil, pero es la unica que vale la pena.

lunes, mayo 11, 2009

Macánica Chántica IV: el efecto túnel y la muerte cuántica del general Lavalle.

Volviendo a la ya lejanísima serie de posts sobre mecánica cuántica (para los desme- moriados y nuevos visitantes, me refiero a éstos), sigamos con el intento de desmitificar un poco ese abrevadero de chantas en que se ha convertido uno de los descubrimientos más fascinantes del siglo XX.

Recordemos* que, a diferencia de su antecesora histórica la mecánica clásica, la mecánica cuántica no predice el comportamiento de un dado sistema físico, sino que sus predicciones se refieren a un conjunto de sistemas idénticamente preparados. Por ejemplo si conocemos la posición y velocidad de un perdigón en el momento en que abandona el caño de un fusil federal, podemos usar las reglas de la mecánica clásica para saber si un segundo después ese perdigón hará blanco en el pecho del general Lavalle, refugiado en un zaguán de una casa jujeña. Pero en cambio si nos disponemos a usar las reglas de la mecánica cuántica, nada podremos decir sobre ese perdigón en particular, y sólo podremos hacer predicciones si preparamos un batallón completo de gorros frigios situados en el mismo lugar y disparando perdigones idénticos, con fusiles indistinguibles y apuntados exactamente en la misma dirección. En ese caso, la mecánica cuántica nos permite saber la probabilidad exacta de que algún perdigón acierte en el segundo botón de la pechera, o de que algún otro golpee en su bota derecha. Ahora bien ¿Cómo funciona esto exactamente?

Usando su velocidad, su dirección, y la posición de su punto de partida, la mecánica clásica permite hacer predicciones sobre el futuro del perdigón desde el instante en que éste abandona el fusil. Mediante las leyes del movimiento de Newton, nos permite trazar una línea señalando cada uno de los puntos que atraviesa el perdigón en su camino desde el fusil hasta su blanco. Esa línea es lo que llamamos la trayectoria del perdigón. Si hemos de creer en el mito histórico, tres proyectiles se dispararon desde un fusil federal, dos de los cuales se incrustaron en la pared y en la puerta detrás de la cual se ocultaba el fugitivo, y el tercero lo mató luego de atravesar la cerradura. Aunque ciertamente poco convincente, esa es una eventualidad permitida por las leyes de la mecánica clásica: si bien es imposible que una bala lograra matar al general sin perforar la puerta, es cierto que un fusil adecuadamente apuntado por un soldado hábil (o afortunado) podría haberle permitido atravesar la cerradura.

Ahora bien, si nos propusiéramos usar las leyes de la mecánica cuántica para describir el evento, deberíamos trazar con un lápiz imaginario todas las trayectorias que unen la punta del fusil federal con digamos el segundo botón en el pecho del general. Esto incluye a las trayectorias que serían posibles de acuerdo a la mecánica clásica, por ejemplo la que atraviesa la cerradura, como las que serían imposibles, por ejemplo aquellas que imaginan un perdigón fantasma atravesando la puerta sin perforarla, o un perdigón etílico dando tres vueltas alrededor del soldado federal antes de dirigirse a su destino. Para cada una de esas trayectorias, la mecánica cuántica nos provee de un número conocido como su amplitud. Sumando las amplitudes de todas las trayectorias** obtenemos la probabilidad de que alguno de los perdigones disparados por nuestro pelotón de soldados cuánticos idénticamente preparados impacte en tan preciso punto de la anatomía del unitario. Para obtener la probabilidad de que algún otro de los perdigones disparados por el pelotón cuántico impacte en la bota derecha, debemos repetir el cálculo sumando las amplitudes de todas las trayectorias, posibles e imposibles, que unen el extremo del cañón con el pie del fusilador de Dorrego.

Este procedimiento de sumar sobre trayec- torias se conoce como integral de camino, y fue desarrollado por Feynman en los años '40, si bien sus lineamientos iniciales se remontan a Dirac, y se puede asociar al método para calcular trayectorias clásicas que había sido desarrollado por Hamilton y Jacobi allá por el siglo XIX. Si bien es muy sencillo de enunciar, una cualidad que comparten Dirac y Feynman en casi todas sus contribuciones a la ciencia, su fundamentación matemática es muy complicada, entre otras cosas porque el número de trayectorias es infinito y se necesitan infinitos datos para describir cada una de ellas. Como sucede recurrentemente, su utilidad para la Física se conoció mucho antes de que se pudiera formalizar matemáticamente, y motivó el ulterior desarrollo matemático.

Imaginemos por un instante que la llave estuviera puesta en la cerradura, y que por lo tanto ese camino estuviera cerrado para las balas clásicas. Es decir que de acuerdo a Newton, en ese caso el general hubiera sobrevivido, probablemente escapando hacia Potosí como era su intención. Pero si hacemos el cálculo cuántico de la integral de camino, obtenemos una probabilidad no nula de que alguno de los perdigones disparados por un conjunto de fusiles idénticamente preparados impacte en el general, aún sin perforar la puerta ni atravesar la cerradura. Eso es lo que se conoce como efecto túnel: los perdigones cuánticos pueden realizar proezas que están prohibidas para los perdigones clásicos, como por ejemplo atravesar la puerta fantasmagóricamente para llegar hasta su víctima, encontrando algún imaginario túnel a través de ella.

Pero pongamos aquí un freno a un eventual revisionismo posmo de la guerra federal sugerido por el párrafo anterior: las predicciones de la mecánica cuántica coinciden exactamente con las de su antecesora clásica cuando se trata de cuerpos lo bastante grandes, digamos más grandes que un átomo. Sucede que para un perdigón de unos pocos gramos, las amplitudes predichas por la mecánica cuántica para todas las trayectorias clásicamente prohibidas son extremadamente pequeñas, nulas en la práctica. Si la llave hubiera estado puesta, o si el fusil no hubiera estado apuntando hacia la cerradura, la suma de todas las amplitudes resultaría en una probabilidad prácticamente igual a cero de matar al general . Un fusil correctamente apuntado hacia una cerradura no obturada, resultaría en cambio en amplitudes cuya suma es indistinguible de uno, es decir en la casi certeza de que la misión federal será cumplida. Paradójicamente, este resultado se relaciona con una propiedad de la mecánica cuántica conocida como unitariedad, lo que demuestra que los físicos nada saben de historia...



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* Ver en particular este post de la serie

** y elevando el resultado al cuadrado

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miércoles, abril 01, 2009

Brazil

Este blog no murió. Su autor, en cambio, esta al borde del colapso neuronal por una sobredosis de burocracia que lleva ya dos meses, y que no le ha permitido hacer su trabajo, ni mucho menos escribir. A modo de catarsis y para evitar un ataque de cabezazos contra el monitor, se detalla a continuación el modo en que el estado ha malgastado el sueldo de uno de sus científicos durante los últimos dos meses.
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(Febrero)

La Facultad en la que trabajo sufre una crisis más de esquizofrenia institucional decidiendo finalmente respetar sus propios reglamentos y concursar los cargos que ya llevan varios años vencidos y están ocupados de modo irregular por mano de obra semiesclava.

En mi carácter de BMM ("boludo más a mano") se me convoca para representar al claustro de graduados en el jurado de uno de los concursos más postergados, el que corresponde a los cargos de "Ayudantes Alumnos" (también llamados "Ayudantes de Segunda" según la verticalista denominación aún vigente en varias universidades). En virtud de la enorme cantidad de personas en estado irregular, en la correspondiente lista de aspirantes se anotan todas las legiones de Escipión el Africano, buena parte de las tropas del Islam, los remeros de la Armada Invencible, la mitad de los ejércitos de Su Graciosa Majestad Británica, y toda la tripulación del Beagle incluyendo al Capitán Fitzroy, su timonel y su loro. Medio centenar de presentados para una decena de cargos.

A un servidor y cuatro BMM's más (tres profesores y un alumno) les toca la ímproba tarea de realizar un orden de méritos que tenga en cuenta con alguna justicia los antecedentes de todos los presentados. Debemos sortear el boicot impuesto por una reglamentación cuya casi explícita intención es potenciar a los mediocres, redactada por algún débil mental ignorante de las reglas mas elementales de la gramática castellana. Mezcla una rigidez estúpida que pretende convertir el criterio de cinco personas en una especie de planilla Excell asignadora de puntajes, con una selva de prohibiciones ridículas que anulan los antecedentes de la gran mayoría de los postulantes. En el colmo de la demagogia, y bajo la excusa de permitir a los alumnos juzgar a sus docentes, premia los resultados de una "encuesta de evaluación docente" que, al estar limitada a la facultad, termina siendo sólo una herramienta para potenciar la endogamia.

Resultado: orden de méritos terminado, mes completo perdido.


(Primera quincena de marzo)

Dentro de la vorágine concursadora, decido intentar una vez terminar con mi ya eterno estado de explotado, y con la firme decisión de ganar un cargo como la gente o dejar de una puta vez la docencia, preparo mi currículum para presentarme a varios concursos. Tarea nada fácil, si se tiene en cuenta que los robots-secretarios sólo aceptan inscripciones "en regla", alocución cuyo significado varía de oficina en oficina y en función del tiempo, de acuerdo al limitado criterio del fronterizo que esté detrás del mostrador.

Preparar CV con datos absolutamente irrelevantes para la evaluación de mi tarea docente y de investigación, como mi experiencia en "gestión universitaria" (o "política", para decirlo con la palabra que quién escribió la reglamentación decidió culposamente evitar), mi intervención en proyectos de "extensión universitaria" (un engendro inventado con el objeto de que quienes no hacen ni "investigación" ni "docencia" tengan alguna excusa para poder seguir viviendo del estado sin laburar), las "innovaciones y patentes" (que no tengo entre otras razones porque en mi carácter de investigador el Conicet se adueña de la patente de mi novedosa máquina de hacer gluglú), y otros datos tan definitorios de la calidad de un docente/investigador como la edad de la abuela del gato de mi hermana.

Después de varias colas realizadas con los marcos de madera que contienen mis títulos de Licenciado y Doctor bajo el brazo (porque al parecer alguna lumbrera de nuestra administración cree que son más difíciles de falsificar que una fotocopia) solo me queda esperar los últimos lugares en los ordenes de méritos, en razón de mi conocido carácter de desafiante de la Omertá Universitaria.

Resultado: cuatro concursos presentados, primera quincena perdida.


(Segunda quincena de marzo)

Llegado a esta instancia, recuerdo que también trabajo de Investigador del Conicet, lo que significa básicamente que el Conicet me paga un sueldo por investigar, sin hacerse cargo de ningun gasto adicional generado por dicha tarea. Para comprarme una birome, una resma de papel y ni que hablar una silla y una computadora, tengo que solicitar que la eterno-retornante conciencia del Conicet se pregunte una vez más si vale la pena llevar adelante la investigación para la que antes ya decidió pagarme un sueldo, y me dé un subsidio en consecuencia.

Es así como, devorados lentamente por un pulpo de papel A4, este servidor y los otros seis colegas de su grupo, se disponen a presentar un "proyecto de investigación", es decir un relato organizado de sus historias de vida y sus proyectos futuros, de modo legible y ordenado, para que alguna termita papirofagágica perdida en algún remoto paraje del laberinto de oficinas decida si quiere financiarnos. Además de pasar a través de babeante filtro de los robots-secretarios, los datos deben cargarse en una base de datos electrónica (llamada SIGEVA "Sistema Integral de Gestión y Evaluación" ¡como les gustan las siglas a los peronistas!) lo que representa un ejercicio interminable del cut&paste, tortura refinada que ni los chinos más perversos fueron capaces de imaginar.

Excepcionalmente este año también ofrece subsidios el programa "Raíces" del Ministerio de Ciencia y Tecnología, que según la mentira oficial de las tapas de los diarios es el instrumento estrella del gobierno nacional para revertir la fuga de cerebros, y según la verdad evidente de su página web está inmóvil desde su creación en 2005, haciendo patentes las razones de dicha fuga. Presentarnos a este subsidio exige reformular el proyecto anterior de modo de hacerlo comprensible por la secretaria con buen culo que se eligió el ministro, y por el puntero del conurbano que asigna los recursos.

Resultado: dos subsidios pedidos, una quincena perdida.


(and don't relax yet)

En el mes que comienza, se ha abierto un llamado a "categorización docente", lo que para ahorrar palabras es una complicada flagelación burocrática, que involucra entre otras cosas llenar un formulario electrónico que es incompatible con el anterior (el de CONEAU "Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria" ¡y como le gustan las siglas a los peronistas!) y que por lo tanto requiere otra sesion de tortura cut&paste. El resultado final consistiría en que, si tengo mucha suerte y Mahoma me acompaña, la universidad me pague un salario digno ¡durante un sólo mes al año!.... Lo ridículo deja de serlo cuando mucha gente lo acepta durante mucho tiempo.

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Todo esto, claro, no evitará que la Universidad me exija a dar clases en el poco tiempo que me deja libre, ni que a fin de año el Conicet me pida cuentas por la investigación que aun no me permitió empezar. Si sobrevivo, me haré accionista de Botnia, el negocio del papel jamás dejará de ser rentable. Si en cambio no escribo nada de acá a dos meses, es que me suicidé tirandome desde la cima de la pila de expedientes, pueden dejar sus epitafios en los comentarios.



Saludos.

lunes, febrero 16, 2009

Reciclaje, o la yerba de ayer secándose al sol...

La ola de deudas laborales con la que comienzo este año me está privando del tiempo para escribir. Providencialmente CienciaNet reedita un artículo de divulgación que escribí hace un par de años sobre mi área particular de investigación, la Teoría de Cuerdas. El artículo fue originalmente publicado como una contribución al libro Cero Absoluto, Curiosidades de la Física.
Con la promesa de escribir algo más completo sobre el tema en algún futuro no demasiado lejano (promesa en la que incluyo un post un adicional sobre mecánica cuántica, y otro sobre relatividad general y agujeros negros), les dejo aquí el link a la útima versión del artículo.
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sábado, enero 17, 2009

Surrealistas II: Cargo cult science

Empezó como una cortesía. El instituto que me hallaba visitando enviaba un grupo de investigación a la Antártida, y antes de la partida querían despedirlo con una cena en el aeropuerto de la pequeña ciudad. Todos los miembros del instituto pensaban asistir y, como visitante y colega, me invitaban a participar.

- Si, si, claro que voy, por supuesto.

Continuó de un modo previsible. Esa noche partímos del hotel en varios autos, en companía de varios colegas jóvenes y un par de eminencias. Al llegar al aeropuerto atravesamos el hall que estaba completamente vacío y nos dirigimos hacia las pistas.

- Ahh ¿vamos a ver el avión?, que bién.

La primera señal disonante llegó después. Estaba atardeciendo y no se veia con claridad. En el medio de la pista y a unos cien metros del edificio, esperaba un avion bastante grande pero algo extraño. En lugar del tren de aterrizaje que uno esperaría (para un avión de ese tamaño, enormes ruedas separadas del fuselaje por fuertes soportes) tenía tres pares de ruedas ridículamente pegadas a la bodega, parecíendose menos a un pájaro que a una oruga voladora.

-¡Guau! un Ilushin IL76, el avión de carga más grande del mundo, de chiquito quería ver uno, que maravilla.



Y lentamente el orden natural comenzó a descarrilar. En la bodega del avión, cuya compuerta estaba abierta, podían verse varias sillas desparramadas entre ruedas de avión dispuestas a modo de sillones. Mesas con canapés y copas. Y botellas, muchas botellas.

- ¿Como? ¿Adentro del avión piensan hacer la fiesta?

Esperábamos a los demás invitados, caminando por la pista en torno al avión, cuando ví venir al número dos del instituto, un tipo imposiblemente agradable ¡vestido de traje antártico de un furioso naranja fosforescente! Lo seguía el director, eminecia sin par en el continente, con idéntica vestimenta pero condimentada... ¡con un gorro estepario con orejeras de piel!

- Ehmm.... ¿Pero qué? ¿también te vas?

Entramos al estómago de la bestia y la fiesta comenzó y la realidad se desbarrancó definitivamente. Música tocada por un profesional en un piano que alguien había metido dentro de la bodega del avión. Mariscos, cangrejos, langostas, cosas que jamás había comido en mi vida.

- Si gracias, tinto estaría bien. Un poco más por favor, gracias.

Gente a quien conocía, un amigo de mi universidad, amigos locales. Gente a quien había recientemente conocido, un colega a quien llamábamos "Contraste" por su piel oscura y su vestimenta invariablemente blanca. Gente a quien no conocía, como la chica que intentó preguntar disimuladamente "y éste quien es" señalándome, y se sonrojó cuando la saludé con la copa

- ... Ahh, si si, mas vino, gracias.

Mucho vino y del bueno, conversaciones que se perdían, que se enredaban, y que seguían. A lo lejos en el otro extremo de la bodega, juro que ví a la eminencia que fundó y dirige el intitituto, con su traje anaranjado y su gorro de piel con orejeras, parado junto al piano y cantando "On my way" mejor que Sinatra.

- Me encantaría quedarme, pero el autobús que me llevará a la capital pasa por enfrente del aeropuerto en unos minutos.

Contraste me acompañó hasta la ruta. Charlamos casi una hora, sobre física, sobre becas, sobre vinos. Buen tipo Contraste. Necesitaba alguna información que juré enviarle ni bien llegara a mi oficina en Argentina.

- Si si, quedate tranquilo, yo te lo mando. Chau, saludame a todos.

Subí al micro y me senté tratando de no perder el sabor del vino en la boca. Me dormí. Desperté mientras el amanecer sangraba sobre los suburbios de la capital, desde donde tomaría mi avión de vuelta a casa. Nunca tuve muy en claro qué parte de toda la historia fue real y qué parte la soñe durante el viaje bajo los efectos del buen vino. Y peor aún: jamás recordé qué cuernos había prometido enviarle al bueno de Contraste, ojalá que al menos eso haya sido parte del sueño.

sábado, enero 10, 2009

El llanto eterno del pueblo elegido que disfraza de lágrimas sus bombas

No es ningún secreto que la actualidad da razones para calentarse, que la recurrencia de ciertas tragedias, y de sus falaces justificaciones, colma la paciencia de cualquier persona inteligente. Tampoco es ningún secreto que algunas personas escriben mejor que otras, y que en algunas de ellas la calentura tiene el efecto de aclarar las ideas y afilar el teclado. Finalmente no es ningún secreto que Jack Celliers escribe rematadamente bien, y que cuando está caliente lo hace todavía mejor. De muestra baste un botón
Muchos judíos entendieron y denunciaron las lacras que condujeron al antisemitismo: el identitarismo, la uniformización, la lealtad a la etnia / raza / religión / patria. Pero al mismo tiempo – y con una neurótica insistencia – han caído puntualmente en cada una de estas mismas aberraciones: los mismos tópicos racistas, el mismo belicismo, la misma sangrienta payasada.

Si un progre liberal ya es normalmente un hipócrita, un progre sionista suele exhibir la más alegre incoherencia: repite conceptos democráticos y tolerantes cuando habla del país que habita, pero se embarca en un discurso militarista y nacionalista cuando se trata de Israel. Argentina tiene que ser un país abierto y tolerante, mientras que Israel tiene permiso para vigilar la pureza racial de sus dirigentes. El racismo, el nacionalismo y el militarismo son condenados en Argentina, en Alemania y en Burkina Faso pero justificados en Israel. Argentina tiene que ser un estado aconfesional que permita a un judío ser presidente, pero Israel es un caso especial que representa la identidad del judaísmo y bla bla bla y bla. La coherencia en estado de coma.
o en los comments:
Vos me hablaste en tu blog ...., y dijiste muy acertadamente .... que allí donde yo veo simples intereses vos ves "algo más". Yo entiendo perfectamente lo que ves: ves el disfraz, que es sin duda seductor porque para eso está hecho. Lo que para vos es el origen del hecho histórico para mí es simplemente la imagen que de él dan los contendientes: cada uno dice luchar por el verdadero dios, o la verdadera religión, y lógicamente: nadie admite que pelea por simples intereses materiales porque eso no conviene.
Asi que no pierda más el tiempo por estos pagos, todo lo que hay que decir sobre el último espasmo explosivo del pueblo elegido (para bombardear a otros pueblos) ya fué dicho en otro lado.