lunes, octubre 08, 2018

Crash course de epistemología

La epistemología es a los científicos lo que la ornitología a los pájaros. Recordemos siempre que no puede ser ornitólogo quien no ha visto mas que plumas, y que incluso el más avezado de ellos jamás podrá volar.

La ciencia como un modo de comunicación.


La ciencia está hecha de proposiciones acerca del Universo, acompañadas por un modo de validación, es decir una manera de asignarles un valor de verdad verdadero o falso.

El método científico consiste en hacer tal validación de manera empírica, usando un modo sistemático de observación de la realidad llamado experimento. Esto hace que la ciencia sea objetiva, al validar sus proposiciones de un modo completamente repetible por cualquier otra persona interesada en cualquier otro tiempo y lugar. Por esta razón, la subjetividad del científico se sustrae del proceso de acumulación de conocimiento.


Otros modos no científicos de comunicación


¿Con qué otros modos de comunicación podemos comparar a la ciencia?

Por ejemplo, con la religión y el discurso místico en general. Al igual que la ciencia, constan de proposiciones acerca del Universo, pero a diferencia de ella, la validación no hace referencia a observaciones sistemáticas y por lo tanto no es repetible por terceras personas interesadas. En otras palabras, no es objetiva sino completamente subjetiva. El creyente sabe que su religión es correcta, pero no puede describirle al escéptico cuál es la serie de pasos que debe repetir para convencerse de lo mismo.
El arte es otro modo de comunicación. En este caso, no se transmiten proposiciones, sino directamente emociones. El artista comunica algo que la mayor parte de las veces ni siquiera se puede poner en palabras, mucho menos asignarle un valor de verdad verdadero ni falso. Sólo se puede sentir.


La subjetividad del científico


Volviendo a la ciencia, el epistemólogo de papel maché suele cuestionar vehementemente su objetividad, basándose en el hecho evidente de que está hecha por personas, y las personas tienen subjetividades. El problema es que ese planteo se hace sin definir previamente qué se entiende por "subjetividad" y "objetividad".

Repasando lo dicho más arriba, cuando decimos que una proposición es verdadera o falsa, nuestra afirmación es objetiva si la acompañamos de una receta operativa siguiendo la cual cualquier otra persona podría convencerse de lo mismo. Si tal receta no existe, la afirmación es subjetiva.

En otras palabras, la definición misma de conocimiento científico deja la subjetividad del señor de guardapolvo fuera del problema. Y no es una cuestión de opinión, no hay nada que discutir aquí. Es simplemente la definición de la palabra "ciencia".

Las ciencias bebé


Es un hecho histórico que todas las ciencias nacieron a partir de algo que no lo era, y evolucionaron lentamente incorporando más y más validaciones objetivas de sus proposiciones, hasta lograr el estatus científico. La astronomía surgió a partir de la astrología, la química a partir de la alquimia, la historia a partir del mito, y hay mil ejemplos más.

Al presente, hay muchas ciencias nuevas que apenas rozan el carácter científico, habiendo incorporado muy pocas proposiciones con validación objetiva. Esto es particularmente común en las ciencias humanas: la sociología, la economía, la psicología, etc.

Estas ciencias bebé están llenas de proposiciones sin validación objetiva alguna, que son aceptadas a modo de hipótesis teóricas para analizar sus consecuencias. Y esto no es una crítica, parte del desarrollo natural de una disciplina científica es empezar de ese modo. En todo caso, la crítica es que muchas veces los practicantes o lis divulgadores de tales disciplinas no tienen suficientemente presente el estatus hipotético de las proposiciones no validadas que utilizan, y su eventual carácter subjetivo.

Y aquí es donde pisa el epistemólogo bonsai.


La falacia subjetivista


En general, quien cuestiona el carácter objetivo del conocimiento científico, o su avance en los últimos siglos, lo hace basándose en los errores metodológicos de las ciencias bebé, o de ciencias bien desarrolladas cuando estaban en su estado infantil. Esto se hace evidente al pedir ejemplos.

Nadie cuestiona la objetividad de la ciencia hablando de la física, la astronomía, o la química modernas. Lo hace citando la física aristotélica, la astrología o la alquimia. O sea, habla de esas ciencias cuando no eran ciencias, sino disciplinas protocientíficas.

Cuando se le exigen ejemplos modernos de subjetividad científica, el epistemólogo de repisa se concentra en las ciencias humanas, que en general contienen enormes bloques de proposiciones no validadas objetivamente. O sea, que aún no son ciencias sino sólo potencialmente.

La refutación


Otro error común en la epistemología de juguete es el miedo a la refutación:

"Si antes estaban seguros de P, y ahora de Q ¿como puedo creer que mañana no estarán seguros de algo diferente? Si ya se equivocaron antes ¿por qué están tan seguros de que no se equivocan ahora?"

Ese problema es simple: el conocimiento científico nunca refuta su base empírica, es decir el conjunto de observaciones sistemáticas que le dieron objetividad. Simplemente acota su alcance. Todos los experimentos que apoyaron P en el pasado siguen siendo correctos y consisrentes con P. Solo que ahora hay más experimentos, y algunos de ellos contradicen P. Por eso, la proposición perfeccionada hoy es Q, que incluye todos los experimentos explicados por P y los experimento adicionales posteriores.

  • La mecánica cuántica (Q) no refuta los experimentos que validaban a la mecánica clásica (P). Pero se aplica también a objetos más pequeños, que no habían sido observados en tiempos de Newton.
  • La relatividad (Q) no refuta los experimentos que validaban a la mecánica newtoniana (P). Pero se aplica también a objetos más rápidos, que tampoco habían sido ibservados entonces.
  • Por supuesto que la selección natural refuta la herencia de caracteres adquiridos de Lamarck. Pero aquí el problema es que la idea de Lamarck nunca tuvo una validación objetiva. Era una proposición de una biología bebé, no un hecho científico en el sentido moderno. Lo mismo pasa frecuentemente con hipótesis sociológicas, psicológicas, o económicas.

La epidemia de epistemología con crayones es fruto de un diseño educativo fallido, que pretende explicar cómo funciona la ciencia a personas que nunca tuvieron ningún contacto con ella. Incluso a veces ni siquiera los docentes lo tuvieron.


Moraleja


Fijemos una regla básica en las discusiones sobre los alcances del conocimiento científico: cuando hagamos afirmaciones generales sobre la ciencia, acompañémoslas de ejemplos concretos, en ciencias modernas y bien desarrolladas. Evitemos usar una ciencia bebé para modelar el método científico. No es honesto y no funciona.

2 comentarios:

  1. Estoy en todo de acuerdo.

    Hago un par de observaciones.

    Todo lo que decís respecto a la objetividad se aplica a lo que los epistemólogos serios llaman "contexto de justificación" (congruencia lógica, semántica y univocidad), pero no al "contexto de descubrimiento" (proceso de producción de hipótesis). Aquí sí la subjetividad es importante pero solo en cuanto al proceso mental único y singular del científico que produce las hipótesis y hace un descubrimiento (obviamente sin descuidar la base empírica y teorías precedentes).

    Respecto a la potencialidad científica de las ciencias humanas, para lograr ese estatus requieren un trabajo previo de congruencia lógica y, principalmente, univocidad conceptual y la formulación de sistemas clasificatorios cuyas clases se definan en forma independiente y exhaustiva.

    Muy lejos las ciencias humanas de ese estadio.

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  2. En efecto: una cosa son los pasos necesarios para considerar científica a una cierta aseveración, y otra en cambio son los mecanismos mentales por los cuales se generan hipótesis.

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