Este blog no murió. Su autor, en cambio, esta al borde del colapso neuronal por una sobredosis de burocracia que lleva ya dos meses, y que no le ha permitido hacer su trabajo, ni mucho menos escribir. A modo de catarsis y para evitar un ataque de cabezazos contra el monitor, se detalla a continuación el modo en que el estado ha malgastado el sueldo de uno de sus científicos durante los últimos dos meses.
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(Febrero)
La Facultad en la que trabajo sufre una crisis más de esquizofrenia institucional decidiendo finalmente respetar sus propios reglamentos y concursar los cargos que ya llevan varios años vencidos y están ocupados de modo irregular por mano de obra semiesclava.
En mi carácter de BMM ("boludo más a mano") se me convoca para representar al claustro de graduados en el jurado de uno de los concursos más postergados, el que corresponde a los cargos de "Ayudantes Alumnos" (también llamados "Ayudantes de Segunda" según la verticalista denominación aún vigente en varias universidades). En virtud de la enorme cantidad de personas en estado irregular, en la correspondiente lista de aspirantes se anotan todas las legiones de Escipión el Africano, buena parte de las tropas del Islam, los remeros de la Armada Invencible, la mitad de los ejércitos de Su Graciosa Majestad Británica, y toda la tripulación del Beagle incluyendo al Capitán Fitzroy, su timonel y su loro. Medio centenar de presentados para una decena de cargos.
A un servidor y cuatro BMM's más (tres profesores y un alumno) les toca la ímproba tarea de realizar un orden de méritos que tenga en cuenta con alguna justicia los antecedentes de todos los presentados. Debemos sortear el boicot impuesto por una reglamentación cuya casi explícita intención es potenciar a los mediocres, redactada por algún débil mental ignorante de las reglas mas elementales de la gramática castellana. Mezcla una rigidez estúpida que pretende convertir el criterio de cinco personas en una especie de planilla Excell asignadora de puntajes, con una selva de prohibiciones ridículas que anulan los antecedentes de la gran mayoría de los postulantes. En el colmo de la demagogia, y bajo la excusa de permitir a los alumnos juzgar a sus docentes, premia los resultados de una "encuesta de evaluación docente" que, al estar limitada a la facultad, termina siendo sólo una herramienta para potenciar la endogamia.
Resultado: orden de méritos terminado, mes completo perdido.
(Primera quincena de marzo)
Dentro de la vorágine concursadora, decido intentar una vez terminar con mi ya eterno estado de explotado, y con la firme decisión de ganar un cargo como la gente o dejar de una puta vez la docencia, preparo mi currículum para presentarme a varios concursos. Tarea nada fácil, si se tiene en cuenta que los robots-secretarios sólo aceptan inscripciones "en regla", alocución cuyo significado varía de oficina en oficina y en función del tiempo, de acuerdo al limitado criterio del fronterizo que esté detrás del mostrador.
Preparar CV con datos absolutamente irrelevantes para la evaluación de mi tarea docente y de investigación, como mi experiencia en "gestión universitaria" (o "política", para decirlo con la palabra que quién escribió la reglamentación decidió culposamente evitar), mi intervención en proyectos de "extensión universitaria" (un engendro inventado con el objeto de que quienes no hacen ni "investigación" ni "docencia" tengan alguna excusa para poder seguir viviendo del estado sin laburar), las "innovaciones y patentes" (que no tengo entre otras razones porque en mi carácter de investigador el Conicet se adueña de la patente de mi novedosa máquina de hacer gluglú), y otros datos tan definitorios de la calidad de un docente/investigador como la edad de la abuela del gato de mi hermana.
Después de varias colas realizadas con los marcos de madera que contienen mis títulos de Licenciado y Doctor bajo el brazo (porque al parecer alguna lumbrera de nuestra administración cree que son más difíciles de falsificar que una fotocopia) solo me queda esperar los últimos lugares en los ordenes de méritos, en razón de mi conocido carácter de desafiante de la Omertá Universitaria.
Resultado: cuatro concursos presentados, primera quincena perdida.
(Segunda quincena de marzo)
Llegado a esta instancia, recuerdo que también trabajo de Investigador del Conicet, lo que significa básicamente que el Conicet me paga un sueldo por investigar, sin hacerse cargo de ningun gasto adicional generado por dicha tarea. Para comprarme una birome, una resma de papel y ni que hablar una silla y una computadora, tengo que solicitar que la eterno-retornante conciencia del Conicet se pregunte una vez más si vale la pena llevar adelante la investigación para la que antes ya decidió pagarme un sueldo, y me dé un subsidio en consecuencia.
Es así como, devorados lentamente por un pulpo de papel A4, este servidor y los otros seis colegas de su grupo, se disponen a presentar un "proyecto de investigación", es decir un relato organizado de sus historias de vida y sus proyectos futuros, de modo legible y ordenado, para que alguna termita papirofagágica perdida en algún remoto paraje del laberinto de oficinas decida si quiere financiarnos. Además de pasar a través de babeante filtro de los robots-secretarios, los datos deben cargarse en una base de datos electrónica (llamada SIGEVA "Sistema Integral de Gestión y Evaluación" ¡como les gustan las siglas a los peronistas!) lo que representa un ejercicio interminable del cut&paste, tortura refinada que ni los chinos más perversos fueron capaces de imaginar.
Excepcionalmente este año también ofrece subsidios el programa "Raíces" del Ministerio de Ciencia y Tecnología, que según la mentira oficial de las tapas de los diarios es el instrumento estrella del gobierno nacional para revertir la fuga de cerebros, y según la verdad evidente de su página web está inmóvil desde su creación en 2005, haciendo patentes las razones de dicha fuga. Presentarnos a este subsidio exige reformular el proyecto anterior de modo de hacerlo comprensible por la secretaria con buen culo que se eligió el ministro, y por el puntero del conurbano que asigna los recursos.
Resultado: dos subsidios pedidos, una quincena perdida.
(and don't relax yet)
En el mes que comienza, se ha abierto un llamado a "categorización docente", lo que para ahorrar palabras es una complicada flagelación burocrática, que involucra entre otras cosas llenar un formulario electrónico que es incompatible con el anterior (el de CONEAU "Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria" ¡y como le gustan las siglas a los peronistas!) y que por lo tanto requiere otra sesion de tortura cut&paste. El resultado final consistiría en que, si tengo mucha suerte y Mahoma me acompaña, la universidad me pague un salario digno ¡durante un sólo mes al año!.... Lo ridículo deja de serlo cuando mucha gente lo acepta durante mucho tiempo.
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Todo esto, claro, no evitará que la Universidad me exija a dar clases en el poco tiempo que me deja libre, ni que a fin de año el Conicet me pida cuentas por la investigación que aun no me permitió empezar. Si sobrevivo, me haré accionista de Botnia, el negocio del papel jamás dejará de ser rentable. Si en cambio no escribo nada de acá a dos meses, es que me suicidé tirandome desde la cima de la pila de expedientes, pueden dejar sus epitafios en los comentarios.
Saludos.