Decíamos hace ya tiempo:
"El psicoanálisis siempre gana, porque corre con ventaja: el corset de la realidad no le ajusta, la lógica no le pesa, y la autoconsistencia no le preocupa. Es la verdad revelada del mundo moderno, la última religión....
Y nosotros repetimos el error de Constantino, institucionalizando la religión dentro del estado."
Hoy leemos que un juez acaba de prohibir en Francia la exhibición del documental "El Muro", condenando además a su realizadora Sophie Robert a pagar 300000 euros en concepto de daños.
El documental muestra la adhesión de varios psicólogos franceses, supuestamente expertos en autismo, al "misticismo laico" lacaniano. Repetidamente los entrevistados expresan que, de acuerdo a su entender, dicho trastorno se origina en una falla de la relación entre el niño y la madre, interrumpida por el falo paterno.
Semejante hipótesis no tiene ninguna base en la evidencia empírica, y se origina casi exclusivamente en los desvaríos ególatras de Lacan, abonados por la masturbación pseudointelectual de sus seguidores. Ninguna de las investigaciones científicas sobre autismo sugiere la menor conexión entre los eventos en la vida del sujeto y su condición de autista. Además de cargar en la familia la culpa de una situación dolorosa, la explicación lacaniana motiva medidas terapéuticas ineficaces, todo lo cual genera un sufrimiento innecesario en pacientes y familiares.
El hecho de que la religión psicoanalítica arranque triunfos como éste a un estado supuestamente laico como el de Francia, debería prender todas las luces de alerta en Argentina, donde el psicoanálisis es la religión mayoritaria. Cuando Edipo se alía con Constantino, la versión moderna de la hoguera medieval está a la vuelta de la esquina.