La ciencia es tal vez la más ambiciosa de las empresas humanas, y su objetivo trascendente, la compresión del universo, se vislumbra por quienes la practican como realizable pero lejano. Es necesariamente un proyecto de muy largo plazo, que ha involucrado al presente a varias generaciones e involucrará a muchísimas más. En ese contexto, una de las tareas de un científico experimentado es la transferencia de medios, métodos y conocimientos a los más jóvenes, de modo de asegurar que el vacío que dejará al retirarse será llenado por personas que tomarán sus logros como puntos de partida, y que cimentarán sobre ellos nuevos avances. A eso se refería Newton con aquéllo de
pararse en los hombros de gigantes.
Todos hemos sido discípulos de alguien, hemos dado nuestros primeros pasos en la investigación bajo la dirección de algún mentor más experimentado. Y todos seremos eventualmente mentores de personas más jóvenes destinadas a sucedernos. En esa trama compleja se mezclan la relación vertical de maestro y alumno con la horizontal de colegas colaboradores, matizadas por cuestiones emotivas tales como la admiración mutua o el afecto, o en casos desafortunados la envidia y la competencia. Es frecuente que un científico forme una decena de discípulos durante su carrera y que, cercana la fecha de su retiro, éstos organicen un
Festschrift, que es una conferencia en honor de su mentor a la que se invita a sus discipulos y colaboradores de toda una vida, y durante la cual, mezclados con seminarios científicos sobre temas de frontera, abundan las anécdotas, los banquetes y los brindis.
Esta semana tuvo lugar en el Observatorio Astronómico de la ciudad de La Plata la conferencia
Actualidad en Física de Partículas, Cosmología y Mecánica Cuántica, organizada como
festschrift en honor al Profesor Dr. Héctor Vucetich con motivo de sus 70 años. Sobrino de aquél famoso croata-argentino que inventó un método de reconocimiento de huellas digitales, lejos están su personalidad y su ideología de dar nombre a ninguna escuela de policía. De carácter afable y llano al extremo, cuenta entre sus amigos a la mitad de la humanidad, que lo identifica por su sobrenombre "Pipi". Es uno de los científicos más relevantes que ha dado la UNLP y, junto con la de sus mentores y referentes científicos Juan José Giambiagi y Carlos Guido Bollini, su producción se destaca entre las más citadas de dicha universidad.
Definido por uno de sus alumnos como un renacentista, su investigación abarca desde la física de partículas hasta la gravitación y la cosmología, desde un punto de vista ecléctico muy poco común en un ambiente altamente especializado. Como ejemplo baste recordar su aporte al estudio de la variación temporal de las constantes fundamentales de la naturaleza mediante los datos disponibles en el registro fósil. Escritor de poesía y ciencia ficción, autor entre otros de El silbido del Viento en la Ventana y del inolvidable Cerveza con Amigos, ha dado conferencias tan interesantes como sugiere el título Einstein y Borges. Se dedicó tambien a la filosofía de la ciencia aplicando el esquema formal algebraico desarrollado por su admirado amigo Mario Bunge. A sus 70 años, el Pipi sigue tan activo como siempre, a pesar de que aquél alemán con el que bromea constantemente le impida recordar esos detalles que al resto de los mortales siempre nos han resultado inasibles, tales como la referencia exacta donde se demuestra cualquier fórmula con fecha, tomo y hasta número de página.
Su visión política racionalista suele sonar naive para el argentino medio, prototipo del esceptico superado, pero tiene más de un detalle destacable. Baste citar la carta abierta que le escribió a Dante Caputo, cuando como funcionario del gobierno de De la Rua y desde la ignorancia más absoluta, impulsó una reforma del sistema científico que era equivalente a su clausura '[Caputo] confunde la ciencia con la técnica, que es la búsqueda de la utilidad. Y el conocimiento técnico ("know-how") también está globalizado, pero hay que pagar por él. Lamentablemente, no es el Conicet quien debe ocuparse de eso: existen en la Argentina numerosas instituciones, altamente descoordinadas entre sí, para desarrollar la técnica: Inta, Inti, Citefa, Conea. Por razones que ignoro, ninguna de ellas ha tenido un rendimiento siquiera comparable al del Conicet'. Se cuenta también que en los primeros años de la democracia alfonsinista provocaba el escándalo cerrando sus seminarios con la frase 'y para aquellos que dicen que la democracia no ha traido ningún cambio en la Argentina, los invito a que piensen que hubiera pasado hace algunos años si hubiera cerrado mi exposión con esta imagen' seguida de la proyección de una foto en plano cercano de una bella dama en posición ginecológica.
No tuve la suerte de ser discípulo del Pipi, mi "mentor" resultó ser una persona pequeña y ruin cuyo única ambición en la vida fue arruinar la carrera de cualquiera que pudiera hacerle sombra, y quien hoy espera sentado y solo a que alguno de sus ex-discípulos le organicen un festschrift. Sin embargo, cuando mi relación con dicha excresencia llegó a su predecible fin, el Pipi me abrió las puertas de su grupo, y fue uno de los responsables de mi continuidad en la carrera científica.
Abrí mi exposición en el festschrift hablando del espíritu investigador incontenible de mi hijito de dos años, para quien cajas, puertas y cajones son misterios mayores, dignos de una concienzuda y gozosa exploración. Quienes elegimos dedicarnos a la ciencia, lo hicimos porque pudimos crecer sin perder esa capacidad de maravilla, el descubrir los intrincados mecanismos que rigen el universo es nuestra manera de seguir abriendo cajones y encontrando juguetes. Sin embargo, les sucede a muchos científicos que el trajín cotidiano de un país berreta y de un mundo dominado por la visión mercantilista, eclipsan ese placer y redireccionan su afán hacia cuestiones accesorias, del tipo de presentar informes, ganar concursos, y "vender" sus resultados como si se tratase de productos. El Pipi es para mí el faro que demuestra que se puede navegar entre esas rocas y llegar a los 70 años con el entusiasmo y la capacidad de maravilla de un nene de dos. Nada deseo más que lograrlo.