miércoles, agosto 13, 2008

Ping Pong

Si tuviera que enumerar las ideas mas novedosas y potencialmente útiles de las últimas décadas, sin dudas la explosión de los blogs estaría entre las primeras. En un contexto donde la comunicación de masas monopoliza la mentira y la llama verdad, y donde el lavado de cerebros a la hora de la cena es parte de la rutina diaria de cada familia, es difícil exagerar la importancia que un medio como éste tiene para los espíritus inquietos. Un mundo virtual donde cualquier persona inquisitiva puede encontrar al interlocutor adecuado para una dada discusión, con una compleja topología que entrelaza las ideas de personas cuyas vidas transcurren bajo paradigmas completamente diferentes.

El amigo Milkus se define como un católico conservador, aunque a mi esa combinación de palabras me evoca prejuicios que no se le aplican. Dice que tiene mal carácter, cosa que muy pocas veces ha manifestado. Raramente comenta, y en cambio sostiene apasionantes debates por e-mail, como quien prefiere discutir ideas en la serenidad de una sobremesa antes que entre los gritos de una asamblea. A veces, cuando nuestras baterías laborales se agotan en horarios coincidentes, se originan interesantes conversaciones por chat. La que transcribo abajo comenzó como una charla sobre el significado de los nombres, y se convirtió en una muy interesante discusión sobre el origen de los valores.

11:47 PM ....me: ¿que significa "Milko"? 11:48 PM Milko: Miguel, en croata11:49 PM me: ahh, interesante¿algún parentesco croata, o sólo le gustó a tus padres?11:51 PM Milko: nada que ver con los croatas. Idea de los viejos vio? Igual Miguel tiene un significado fuerte, y combina bien con el Alejandro de segundo nombre
me: ¿cual es?11:52 PM Milko: "alejeion" "andrós", defensor de hombres o defensor de los hombresy, la verdadno sé si le he hecho gala y honor al nombre11:54 PM me: ¿por que no? ¿se hizo feminista acaso? :P11:55 PM Milko: jajajaja ..... no, por lo menos por ahora, pero hablo de "hombre" en sentido genérico, no de género11:56 PM me: ahh, okes demasiado generíco, uno siempre se preguntaría "cuales" hombres habría que defender¿no?11:58 PM Milko: bueno, el xeite primero es no dejar de hacerse la preguntael xeite segundo es encontrar alguna respuesta y no pasársela en el divaguey el xeite tercero es tener huevos para ponerlo por obra11:59 PM me: ciertoaunque complicado12:00 AM Milko: bueno, sí, la formulación puede parecer complicada, pero es porque la hago yo, que soy complicadoel proceso es un poco más intuitivo12:03 AM me: o visceral a veces, al menos en mi caso, lo que no está mál mientras no nuble demasiado la razón.12:04 AM Milko: bueno, es que no sé si ahí disentiremos, si yo le digo que la razón, en estos casos, es un medio, no un fin en sí misma12:06 AM me: pongámoslo al revés, no se puede ignorar lo que la razón dice, por más noble que sea el fínes decir, un medio, y una barrera inamovible también
Milko: una serie de argumentos bien presentados y lógicamente enlazados, lo pueden engañar y hacer renegar de un buen fin, si es que primeramente Ud. no lo intuye como bueno12:08 AM me: de nuevo, hay que tener cuidado, la apariencia de racionalidad no asegura la racionalidad.La razon no le puede decir si algo es bueno o malo, sino que una vez decidida la cuestion, le puede decir como lograrla
Milko: lo cual reafirma que en la racionalidad se pueden colar las apariencias ... como en todo
me: seguroMe parece una razón más hay que ser racional
Milko: y entonces, si la razón no se lo dice, qué se lo dice?12:10 AM me: nadie: la resposabilidad de una elección es personal (o social, si es una elección colectiva)12:11 AM Milko: pero el hecho de que la afirmación de algo como un bien sea mía (por más honesta que sea) no hace de este algo un bien en sí mismo, sino al revés, algo es un bien en sí mismo, y luego yo adhiero mi razón a esa objetividad. Como en el conocimiento: las cosas son, y es mi razón la que se adecúa a ellas para saber lo que son12:13 AM me: supongamos que los estudios criminalísticos muy serios y objetivos le dicen que la pena de muerte disminuye los delitos graves (violaciones o asesinatos, digamos)eso sería la parte objetiva
Milko: ok
me: pero de todos modos, subjertivamente, yo seguiría eligiendo considerar la pena de muerte como algo malo
Milko: son ámbitos distintos
me: y no la consideraría una alternativa posible para conseguier esos fines12:14 AM Milko: algo útil no es siempre algo bueno
me: por eso, lo bueno, o lo malo, no son cosas objetivas, porque no están supeditadas a sus efectos sobre la realidad sino a nuestras eleccionesy esto no quiere decir que sean valores "relativos", y que cualquiera pueda elegirlos a su antojo, sino que acordar sobre ellos es muy dificil
Milko: y las elecciones a qué se atiene entonces?12:16 AM me: esa es la pregunta, puedo plantear ciertos principios, que no tienen por que estar basados en datos objetivos, sobre los que nuestras subjetividades acuerden (las de todo el mundo)y contruir nuestra ética a partir de ellos
"no matar" es el más obvio ejemplo12:20 AM Milko: es que si no hay una instancia que señale ese valor como objetivo "más allá de..." no tengo por qué respetarlo más que como una percepción subjetiva, aunque sea popular o esté de moda12:22 AM me: es cierto, el respeto de los valores apela a la ética de cada uno, debo respetarlos porque son los valores en los que todos hemos acordado, aunque nada pasaría si no lo hiciera.por eso el acuerdo en esos valores es fundamentalde otro modo siempre se impone el uso de la fuerza para que otro respete mis valores12:25 AM Milko: pero es que el acuerdo mismo no tiene base sin instancia que lo trascienda. El acuerdo puede ser aquí y ahora, pero pasado mañana yo puedo decir que era algo propio del tiempo y las circunstancias, una limitación cultural de la época, o cualquier otra cosa, y proponer ser progresistas e ir más allá de esos valores acordados en un momento determinado de la historia12:27 AM me: mientras el ir más allá sea una elección de común acuerdo, tal vez no sea un problema hacerlo
Milko: entonces la validez de los valores la volvemos una cuestión de consenso .... again12:28 AM me: si, fijate que no hablo de "consenso mayoritario" sino absolutoes cierto que estoy idealizandoy que me imagino una sociedad donde nadie violaría un consenso por conveniencia personal pero a los fines de esta discusión, creo que no hace diferencia...
Milko: bueno, no tenés que imaginarte demasiado
me: :)
Milko: la conducta criminal es un "no aguanto más" bastante frecuente12:31 AM me: cierto, pero en el mundo en que vivimos eso se da en cualquiera de los casos: sean los valores una realidad objetiva, o un consenso de subjetividades, hay gente que los viola.
Milko: es ciertode todos modos, el tema del consenso de subjetividades me parece una trampa. Una trampa en la que caen frecuentemente gente de buena voluntad con valores muy profundos.Pero en finda para largoy me imagino que este no es el medioaunque el ping-pong está bueno ;)
me: sí.Yo interpreto que la necesidad de un sustrato objetivo para los valores, de algo que los haga mas reales que nuestra voluntad, creo que se basa en el convencimiento de que si ese sustrato no existiera, los valores se violarian.12:35 AM Milko: pero es que ese sustrato debe tener primero existencia realmás allá de cualquier consenso12:36 AM me: Pero en el día a día, el único sustrato que los valores tienen es el que nosotros creamos (las leyes y las costumbres) que es efectivamente objetivo, pero artifical, no una parte del universo natural
Milko: mmmm .... natural en qué sentido?
me: en el de no-humano, no-creado-por-nosotrosquiero decir que ese sustrato artifical existe y existiría, y que sus consecuencias en la práctica serían igual de buenas o de malas, aunque el sustrato natural no existiese12:40 AM Milko: es que si el sustrato natural no existe, aparece gente (como la hay) que hace del tema una discusión erudita, relativa, una cuestión de posiciones ideológicas más o menos válidas. Entonces el relativismo aparece como una postura lógica, natural, intelectual12:43 AM me: siempre hay intelectuales laxos, de esos sobran. Pero yo creo que el relativismo resultante es superficial, solo afecta detalles finos, pero que en el fondo hay valores que toda la humanidad comparte, y que no hay relativismo posible respecto de ellos,aunque puedan evolucionar12:45 AM Milko: pues a mí me parece que ese relativismo afecta de tal manera a las personas, que las hace a veces flaquear en sus convicciones en el día a día, que es lo que la mayoría de los mortales tenemos para vivirlos. Acá estamos todos de acuerdo en un montón de cosas, pero la cotidianeidad, hacemos de la "avivada", un culto, y no es para menos: basta ver el discruso de los medios para ver qué entra en la cabeza de la gente12:49 AM me: no creo que sea una cosecuencia de cómo se conciben los valores, sino de si están dadas las condiciones o no para que todo el mundo acepte respetarlos. Quiero decir, al "avivado" no le importa si su acción va contra la naturaleza del universo o contra el consenso social, la realiza igual, porque el hecho es que no acepta los valores, independientemente de donde vengan.12:51 AM Milko: es que si los valores los inventó otro tipo como yo, no tengo por qué ponerme en una posición inferior a ese,y puedo tener mis propios valores. Pero si los valores son "naturalmente" tales o cuales, la pienso un par de veces antes de ir contra-natura12:52 AM me: es que no los invento otro tipo, sino la humanidad fuera de la cual no podrías vivir, es decir que cuando los violás no vas contra otro igual a vos, sino contra todo el mundo12:53 AM Milko: o sea que voy contra la corriente y soy un transgresor re-guay12:54 AM me: un asesino sabe muy bien que existe gran probabilidad de que termine en la cárcel, eso es bien objetivo, y de todos modos matajeen cosas superficiales puede ser, pero en cosas realmente importantes, lo suficientemente importantes como para que todos acordemos sobre ellas, no creo que nadie lo vea como una transgresión12:58 AM Milko: es que vos pre-suponés un gran consenso que yo no sé si realmente existe. O sea, existe de manera normativa porque hay leyes, pero puestos a pensar, no sé si la gente lo acepta como algo propio de la natura humana o simplemente como una norma que no hay que transgredir porque ... porque es una ley y punto1:00 AM me: Si, supongo un gran consenso que es gran medida idealizado, pero lograr ese consenso debe ser un objetivo a cumplir. De otro modo tendríamos que resignarnos a la imposición de una facción, y eso es algo que nadie querría hacer.Para decirlo en pocas palabras:En mi opinion los valores parten de la conjunción de subjetividades, su fuerza está precisamente en el consenso que tengan. De todas maneras hay gente que los viola, por lo tanto para evitarlo la sociedad convierte esas subetividades en valores objetivos, y quien los viola recibe un castigo de acuerdo a la ley. Eso no hace que los valores sean menos fuertes (quien estaba dispuesto a violarlos en la potencialidad del castigo, no se interesa en su naturaleza objetiva o subjetiva) pero les da la posibilidad de evolucionar a medida que nuestro conocimiento del mundo y de nosotros mismos avanza.1:05 AM Milko: en valores objetivos entre muchas comillas, porque no dejan de ser fruto de un consenso. Sigue sin haber nada que les dé una identidad objetiva o natural más allá de un consenso determinado en un lugar y un tiempo1:06 AM me: si, claro, las leyes han cambiado mucho, en muchas cosas se aceptaron cosas que antes se rechazaban, o se rechazaron cosas que antes se aceptaban (ups, perdón, se me hace tarde!)la seguimos luego, si me disculpa
Milko: no problemvaya en pazy gracias por la gimnasia
me: muy interesante la discusión, saludos.


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martes, julio 08, 2008

Entre Mozart y la Bomba

Todas las cosas estan llenas de música. No, no es una metáfora, estoy hablando muy en serio: todos y cada uno de los objetos que componen nuestra experiencia cotidiana no son sino sofisticados instrumentos musicales. Tal conclusión se obtiene usando la rama más antigua de la física conocida como Mecánica Clásica o Analítica, que estudia la forma en la que los objetos se mueven (y valga aclarar que no estoy hablando aquí de la rama más moderna conocida como Mecánica Cuántica, de la que ya hablé antes una, dos y tres veces, sino de su frecuentemente olvidada antepasada creada por Galileo, Newton, Lagrange y otros durante los siglos XVI a XVIII).

La mecánica analítica dice que los objetos se pueden mover de tres formas básicas diferentes. Los objetos muy pequeños, de los cuales no podemos distinguir ninguna característica esencial salvo su posición, como por ejemplo una partícula de polvo, sólo pueden trasladarse, es decir cambiar su posición a medida que transcurre el tiempo. Llamamos a tales objetos pequeños partículas. Objetos más grandes con una forma definida, como por ejemplo una copa o una mesa, pueden, además de trasladarse, rotar, es decir cambiar su orientación girando a medida que transcurre el tiempo. Llamamos a estos objetos con forma propia cuerpos. Incluso aquéllos objetos grandes que no tienen forma definida, como el vino dentro la copa o el humo del cigarrillo, también pueden trasladarse y rotar, como sucede cada vez que se produce una corriente o un remolino. Estos objetos sin forma propia se denominan fluidos. Finalmente, tanto los cuerpos como los fluídos pueden vibrar, es decir deformarse casi imperceptiblemente, bamboleándose de ida y de vuelta alrededor de su posición y/o forma visibles.

Cuando escuchamos música, nuestros tímpanos -que son cuerpos según la clasificación de arriba- en forma de fina membrana plana circular en el interior de nuestros oídos, vibran, es decir que se deforman ligeramente balanceándose hacia adelante y hacia atrás alrededor de su posición promedio. La velocidad de ese bamboleo es lo que determina el tono que escuchamos. Escuchamos tonos agudos cuando nuestros tímpanos oscilan muy rápidamente, mientras que en cambio oimos tonos más graves cuando la oscilación es más lenta. Por supuesto que los tímpanos no se mueven por voluntad propia sino que lo hacen impulsados por el aire a su alrededor.

En efecto, el aire -que es un fluído según la clasificación anterior- puede trasladarse, creando lo que llamamos viento o brisa, puede rotar creando remolinos o tornados, y puede vibrar, creando los sonidos. En una sala llena de música, cada pequeña porción de aire se deforma mediante ligeras expansiones y contracciones, oscilando con una rapidez que depende de la nota tocada. Aquellas porciones de aire que están dentro de nuestros oídos impulsan nuestros tímpanos permitiéndonos disfutar del concierto. No lo hacen por moto propio sino estimuladas por las porciones de aire vecinas, quienes a su vez vibran respondiendo a lo que porciones más alejadas hacen. Así hasta llegar al violín reponsable de la música.

La cuerda de violín es un cuerpo, en forma de cilindro fino que se extiende entre dos soportes. Cuando vibra, oscila hacia arriba y hacia abajo deformánose casi invisiblemente. Dependiendo de la distancia entre los soportes y de qué tan tensa esté la cuerda, obtenemos una nota dada. Esta nota, que está completamente determinada por la longitud, tensión y material de la cuerda, se llama tono fundamental de dicha cuerda. Además del tono fundamental, la cuerda puede vibrar en toda una serie de tonos más agudos llamados armónicos. El tono fundamental y los armónicos forman lo que se conoce como el espectro sonoro de la cuerda.

Y aqui viene lo interesante: no sólo la cuerda sino absolutamente todos los cuerpos que nos rodean (mesas, sillas, copas y violines) tienen un espectro sonoro asociado y pueden vibrar en cada uno de los tonos que lo componen. Dicho espectro está completamente deteminado por la forma del cuerpo y el material con el que está construído. Los fluídos en cambio, por no tener forma definida, carecen de un espectro propio y adoptan aquél del recipiente que los contiene. Por ejemplo el aire en la caja de un violín vibra en los tonos correspondientes al espectro de la caja. Es por eso correcto afirmar que todas las cosas están llenas de música.

Calcular el espectro de un cuerpo se reduce a resolver un problema matemático conocido como ecuación de Laplace. Dicha ecuación se encuentra, en razón de su ubicuidad y la multiplicidad de sus usos, entre las más estudiadas de las matemáticas. Ahora bien, si la forma de un cuerpo determina completamente los tonos en los que este cuerpo puede vibrar ¿la inversa es también correcta? Es decir dado el espectro del cuerpo, el conjunto de todos sus tonos de vibración ¿somos o no capaces de adivinar su forma? O en otras palabras ¿podemos escuchar la forma de un tambor?...

Pero la cosa no termina ahí: cuerpos cuyo espectro coincide en todo o en parte se estimulan mutuamente, o resuenan. Si la cuerda del violín está vibrando en un dado tono de su espectro que coincide con alguno de los tonos de la caja, cuando el aire lleva las vibraciones desde la cuerda hasta la caja, esta última comienza a oscilar en dicho tono. Notablemente la oscilación es cada vez más intensa, es decir que los pequeños desplazamientos de las paredes de la caja que constituyen la oscilación son cada vez mayores. Este efecto de resonancia hace que las vibraciones re-transmitidas por la caja al aire se tornen lo bastante intensas como para ser escuchadas por nuestros oídos. Afinar un violin (o cualquier otro instrumento musical) consiste en ajustar el espectro de sus cuerdas con el de su caja, de modo tal que que la resonancia se produzca.

Un último dato: una característica fundamental del espectro de un dado objeto es que sus tonos oscilan independientemente. En otras palabras el cuerpo puede vibrar a la vez en más de uno de sus tonos, y el enmudecer de alguno de ellos no afecta a los demás. Por eso al sonar simultáneamente dos cuerdas de un violín en tonos diferentes, la caja puede resonar con ambas. Esta independencia es menor cuanto más grande es la oscilación y, desaparece cuando ésta es demasiado intensa. En otras palabras los tonos dejan de ser independientes y algunos de ellos comienzan a transformarse en otros. Por ejemplo la cuerda emite un Re, y la caja resuena inicialmente en Re pero luego en Do. Un instrumento musical bien construído debe evitar tales interacciones.

Los instrumentos musicales comparten con las armas el haber sido el fruto de nuestros primeros intentos de manipular el universo, y el haber experimentado milenios de desarrollo empírico hasta que el pensamiento racional unificó los principios que los rigen con los que rigen el movimiento de los astros. Esa historia demuestra que el desarrollo de la ciencia como formalización del conocimiento es motorizado por los intereses humanos, y que no tiene ningún valor moral intrínseco más allá del que le da la sociedad a través de su uso. La ciencia se puede usar para hacer tanto bombas atómicas cuanto saxofones y violines, atribuir al conocimiento un caracter esencialmente constructivo o destructivo es escapar a nuestra responsabilidad moral por el curso de la historia. Sin ciencia no hubiera habido una Hiroshima, pero tampoco hubiera existido un Mozart.

sábado, julio 05, 2008

Una Trinacria en mi herencia


La memoria de un árabe justiciero en tu apellido, italianizado primero por el pueblo y españolizado después por la nobleza. Los ojos claros de algún invasor francés mil veces expulsado por un pueblo nunca sumiso, y mil veces más convocado por una nobleza mezquina y temerosa. El sol del Mediterraneo en tu piel oscura, y la marca del Egeo en tus facciones. La costumbre de hablar a los gritos y con las manos, disfrazando de airada discusión cualquier charla de sobremesa. Y la actitud risueña ante la vida y sólo trágica ante la verdadera tragedia. Eso te dió tu tierra.

Tierra de almendras, aceitunas y limones, en el centro de un mar histórico que la hizo puente de todas las invasiones y cabecera de playa de todas las guerras. Isla por la que arriesgaste tu vida, aunque la Guerra se debiera a ambiciones imperialistas que despreciabas de los fascistas a quienes odiabas. Kilómetros que cruzaste a pie para volver a tu casa cuando ya no quedó nada que hacer. Suelo en el que enterraste tu arma al pié de una higuera, para no rendirla al enemigo yanqui después de combatirlo durante años. Y donde todavía yace, esperando que vuelvas a ese pais que abandonaste.

Porque juraste que despues de pelear por tu patria, nunca besarías el anillo de ningún obispo ni le harías la reverencia a ningún noble. Porque amabas a tu familia más de lo que amabas tu historia, y preferías jugarte el futuro al otro lado del mar para asegurarle a tus hijos la posibilidad de estudiar, que condenarlos a la vida de tus antepasados pobres. Porque elegiste apilar ladrillos y construir a mano un futuro para los tuyos, para que que nunca les faltaran las únicas cosas que considerabas dignas de ser pagadas: un médico y un abogado. Y todo eso nos dejaste.

Quienes no aceptamos los mitos religiosos como escondite fácil ante el miedo a la muerte, quienes creemos que la vida es una y es esta, tenemos una enorme responsabilidad hacia los que nos han precedido. No los imaginamos vivos en ningún otro lado sino en nosotros mismos, y lo que hoy somos es la única razón por la que ellos vivieron. Ser lo que ellos fueron, aprender de su experiencia y honrar sus sueños, es la única manera de mantenerlos con vida.

Amar a los propios y dejar todo por ellos, caminar kilómetros para tenerlos cerca cuando el futuro es más incierto. Pelear siempre hasta el final, y enterrar las armas antes que rendirlas. Construirse un futuro a fuerza del trabajo propio. Y nunca, jamás, besar un anillo ni hacer una reverencia, porque no existe otra nobleza que la que uno mismo construye. Más de veinte años después de que te fuiste, sé que esa es tu herencia.

jueves, junio 26, 2008

IP (Izquierdistas Putos)

Quienes son lectores frecuentes de este blog (o de éste o de éste otro), recordarán que hace algún tiempo nos vimos sometidos al asedio de un pobre troll de vida aburrida, cuya impotencia erectil lo obligaba a limitar sus alegrías al vano ejercicio del insulto y la amenaza. Cuando ignoró mi invitación a dirimir nuestras diferencias mediante una operación gratuita de cirugía estética, en la que prometí transplantarle los dientes al esfínter, me vi obligado a activar la moderación de comentarios.

Dicho roedor, quien se acercó a estos pagos después de haber saboteado insistentemente los debates en el blog de Jack Celliers, tiene una ideología digamos primaria, muy básica y sin matices, que resume en su frase de cabecera ZURDOS PUTOS. Para ilustrar de qué clase de mamífero hablamos, transcribo algunos de sus comentarios mas logrados
  • SEVERIAN, POR QUE NO ME CHUPAS UN POCO LA PIJA?

  • CHE JACK CELLIERS, TROSKO DEL ORTO, ACORDATE DE DECIRLE A TU SEÑORA QUE ME TIENE QUE VENIR A HACER UN PETE

  • CHE ESTO SE TE LLENO DE TROSKOS PELOTUDOS
que a veces llegaban a la lisa y llana amenaza

  • TRANQUILO "SEVERIAN"TE ATIENDO CUANDO QUIERAS POBRE INFELIZPERO LA PLATA ME QUEDA UN POCO LEJOS¿TE MASTURBASTE HOY?
  • SABES QUE A MI ME ROMPEN LAS PELOTAS LOS MATONCITOS DE INTERNETSON UNOS POBRES CAGONES COMO VOSASI QUE A VER SI ARREGLAMOS Y NOS VEMOS CHE
  • AH, DEJAME UN NUMERO DE CELULARTE ESTOY TOMANDO EN SERIO, VEO QUE SOS UN "VALIENTE" Y "TENES HUEVOS" ESPERO QUE NO SEA PARA ESCRIBIR BOLUDECES NADA MAS
Ya nos había llamado antes la atención su insistencia en pedir nombres, direcciones o teléfonos de quienes frecuentamos Jugo de Ladrillo, a lo que no dí demasiada importancia en su momento, porque la paranoia es para gente prudente, cosa que no soy. Pero lo que si soy es curioso, así que en el primer minuto libre me puse a investigar un poquito.

Intalé StatCounter (el logito abajo a la derecha) que es un servicio que permite seguir las visitas al blog, identificándo a los visitantes por el número de IP (wiki) de la computadora desde la cual se conectan, y por la hora y duración de la visita. La siguiente vez que recibí un comentario insultante en mi gmail, cuyo tono y mayúsculas delataban como proveniente de la lagartija en cuestión, comparé la hora exacta del comentario con las horas de acceso al blog registradas por StatCounter. Eso me permitió identificar el IP desde el cual este matoncito se siente muy malo. Posteriores comparaciones similares, en los comentarios que este reptil deja aquí una o dos veces al mes, confirmaron la identificación.

Y ahora viene lo más interesante: el número de IP se puede buscar en Google, cuya inteligencia artificial parece ser mucho mayor que la que la Pachamama le dió a este pobre bicho. Los resultados de tal búsqueda son, bueno, interesantes...

Los hits más recientes muestran a ese numero de IP editando los artículos de Wikipedia. En particular, enalteciendo al sacerdote satánico Von Wernich, con varios párrafos agregados al correspondiente artículo que claman que su detención es "inconstitucional". Además, podando del artículo sobre la República Argentina los ítems "Literatura Nacional" y "Rock Nacional". Y finalmente, interviniendo en la discusión entre wikipedistas para.... ¿a que no saben? ¡reclamarles que revelen sus nombres! (*)

Hits un poco mas antiguos son todavía más reveladores. En un foro que se dedica a loar y defender al cobarde asesino de monjas que se rindió sin tirar un tiro en las Georgias (el "Niño" Astiz), aparece un mensaje dejado desde ese IP con enormes felicitaciones, escritas en las invariables mayúsculas. El mensaje, que esta vez está firmado, pertenece a una tal Silvia Gladys Abagnato. El Gran Dios Google nos muestra a esa señora presentando diversas demandas judiciales en carácter de secretaria de la asociación "Argentinos por la Memoria Completa" y mandando indignadas cartas de lectores a La Nación cada vez que detienen un genocida. Como dato adicional, la asociación y ésta señora aparecen como protagonistas de un escandalo por amenazas por internet, donde se delató por ignorar lo que es un número de IP.

Finalmente, los más antiguos hits nos muestran a alguien que busca un maquillador para caracterizar a "un anciano con barba y pómulos salientes", lo que en el contexto arriba detallado da para imaginar algún complot de novela negra. Y lo más divertido de todo, algunos hits delatan las secretas perversiones de nuestros Argentinos Derechos y Humanos Protectores de la Familia.

En fín, estos son los hechos, yo estoy demasiado asqueado como para invertir media neurona en interpretaciones. Las dejo a los lectores.
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(*) Estas incursiones fueron borradas hace unos dias del cache de Wikipedia. Por suerte grabé algunas de las páginas en mi disco rígido antes de que eso sucediera, asi que si a alguien le interesan sólo tiene que pedirlas

sábado, mayo 17, 2008

Macánica Chántica - III. De tiranos y gatos clónicos

Al recordar algunos compañeros de escuela maltratando animales indefensos, imagino en qué se habrán convertido al crecer. O inversamente, me pregunto en qué se habrán entretenido algunos líderes mal reputados cuando niños.

Supongamos que, puestos a jugar al tirano, encerraran un dulce gatito dentro de una caja oscura. Como un tirano no es tal sin la tortura, meterían también en la caja una trampa mortal que, al modo de El Pozo y el Péndulo, amenazara la vida del minino. Un tirano de tiempos de la mecánica clásica -como, digamos, Luis XVI- pensaría que, conociendo la posición inicial del gato y de la trampa (o más precisamente de todas las partículas elementales que los componen), sus científicos serían capaces de hacer los cálculos necesarios para determinar si, después de un cierto tiempo, el gato estaría vivo o muerto. Y al abrir la caja esperaría encontrar exactamente ese resultado. Imaginemos el golpe mortal a su tiranía que significaría encontrarse en cambio un maullido feliz burlándose de su poder.

Un tirano moderno, en cambio -digamos, Hitler- sería mas precavido. Sabría que la mecánica clásica no es una buena descripción del mundo y usaría en cambio la mecánica cuántica. Pero como la mecánica cuántica nada nos dice sobre el resultado de un dado experimento, sino que nos provee de información estadística sobre un conjunto de experimentos idénticamente preparados, tendría que tratarse de un tirano más cruel. En efecto, tendría que clonar el gatito para conseguir mil copias idénticas, y luego tendría que fabricar mil cajas iguales cada una con su trampa. Entonces, al hacer el experimento de encerrar los mil mininos en las mil cajas con las mil trampas, su científicos serían capaces de decirle cuantos felinos muertos encontraría al abrir las cajas después de un cierto tiempo (aunque ciertamente no podrán decirle cuales). Tal tirano podría estar muy seguro de la efectividad de su demostración de poder, porque la mecánica cuántica no falla en ninguna situación conocida.

Al pensarlo un poco, podemos notar que hay algo paradógico en tal comportamiento cuántico. Estando las cajas cerradas, cada gato no tenía la menor idea de lo que le pasaba al de al lado. No sabía si su vecino aún estaba vivo o si ya había caído en la trampa. Y por lo tanto no tenía manera de saber si, para ajustar con las predicciones cuánticas, debería andar con cuidado o por el contrario buscar la trampa y tirarse de cabeza en ella. Es decir que no es obvio de qué manera cada gato se confabuló con los otros para resultar en el comportamiento predicho por los científicos del dictador para el conjunto. Imaginar un mecanismo para que eso pase es lo que se conoce como una interpretación de la mecánica cuántica. Existen varias de tales interpretaciones, siendo las más difundidas las tres que comentaremos a continuación.

La interpretación de Copenhagen dice que, dentro de las caja, cada gato no está ni vivo ni muerto sino con una cierta probabilidad. Supongamos que la mecáncia cuántica predice que al abrir las cajas encontraremos a una mitad de los gatos muertos y a la otra mitad aún con vida. La interpretación de Copenhagen nos dice entonces que, mientras están dentro de las cajas, cada uno de ellos está vivo con probabilidad del 50% y muerto con una probabilidad del 50%. Cuando el experimentador abre la caja y mira dentro, cada gato elige uno de los dos estados (colapsa en uno de ellos) de acuerdo a esa probabilidad. Es decir que un 50% de los felinos elegirá el estado "muerto" y el otro 50% de ellos el estado "vivo". Cual gato optará por qué estado es impredecible.

De ese modo el comportamiento estadístico de la mecánica cuántica sería consecuencia de un comportamiento bien definido de cada componente del conjunto de gatos. Además no habría necesidad de suponer que los gatos se pusieron de acuerdo de ningún modo durante el experimento, cada uno de ellos tenía toda la información necesaria en dicha distribución de probabilidad. Pero por cierto dicho comportamiento es extremadamente anti-intuitivo: cada gato estaba un poco vivo y un poco muerto cuando estaba dentro de la caja, y fue el experimentador al abrir la caja y mirar dentro quien obligó a los gatos a definir su suerte. De aquí la famosa "influencia inevitable del observador" que tanta sanata evitable han motivado.

La interpretación de variables ocultas en cambio, dice que el proceso de clonado falla de algún modo tan sutil que, si bién ni el biólogo más avezado es capaz de distinguir los gatos, estos son diferentes. Entonces dentro de las cajas cada felino se comporta de modo diferente a los demás. Algunos pisan la trampa y son alfombra, mientras que otros tienen la suerte o la destreza de evitarla. Claro que la pregunta permanece: ¿como sabe cada gato lo que le pasó a los demás, de modo de que todos puedan "ponerse de acuerdo" en resultar una mitad vivos y la otra mitad muertos? La respuesta que propuso Bohm a este problema fué la siguiente: existe siempre un libro (llamado onda piloto) que todos los gatos pueden leer aún cuando están aislados dentro de sus cajas. Este libro les dice sin lugar a dudas lo que cada uno tiene de particular, y lo que debe hacer para asegurar el resultado global esperado.

De acuerdo a esta interpretación, en cada momento dentro de la caja cada gato esta o bién vivo o bién muerto lo que resulta mucho más cómodo a nuestra intuición. Pero el precio a pagar es la existencia de ese libro que todos pueden leer a la vez, y que les permite coordinar sus comportamientos particulares de modo de ajustar a las predicciones.

Finalmente la interpretación de muchos mundos desarrolada por Everett, dice que, por cada caja que se abre, el universo se divide en dos copias, una donde el gato correspondiente a esa caja está vivo y otra donde el mismo minino no tuvo suerte. En otras palabras, en lugar de obligar al gato a elegir uno de los posible estados en el momento de la observación, Everett propone que ambas posibilidades se realizan, una en cada copia del universo. Ese proceso se repite para cada una de las cajas, resultando al final con muchas copias del universo en las que todos los estados posibles se hace realidad.

Si bien la interpretación de muchos mundos nos ahorra la suposición de que es el observador el que obliga al gato a elegir un destino (como la intepretación de Copenhaguen) o de que existe un libro que todos los gatos pueden leer desde dentro de las cajas (como la intepretación de variables ocultas), pagamos el precio de aceptar que existen infinitos universos donde todos los resultados posibles de una dada observación se hacen reales. En otras palabras, cuando abrimos una puerta, exite un universo en el cual encontramos un tigre en nuestra habitación.

Las interpretaciones de la mecánica cuántica son un tema abierto de investigación. Todas ellas se limitan al presente a opciones puramente filosóficas, dado que no hay un modo experimental de ponerlas a prueba. La interpretación de Copenhagen fue históricamente la primera en ser propuesta y se popularizó entre científicos en razón de su minimalismo y su simplicidad. Inicialmente existía una enorme confusión sobre la viabilidad una interpretación de variables ocultas, por lo que pasaron décadas hasta que Bohm encontró la suya. Por otro lado Everett abandonó la ciencia inmediatamente después de su tesis doctoral en la que propuso la interpretación de muchos mundos. Por estas razones, digamos contingentes, la interpretaicón de Copenhagen se transformó a nivel divulgativo en sinónimo de mecánica cuántica, contribuyendo a sentar las bases de la catástrofe filosófica presente.

Digamos para cerrar que un tirano posmoderno -como Bush- preferiría ciertamente la interpretación de Copenhagen, que sirve de pasto a filósofos baratos mientras deja el determinismo en manos de quienes saben usarlo.

viernes, mayo 09, 2008

Dos maneras de quedar como un chanta

La mala divulgación y la autocoplacencia logran que los pensadores poco cuidadosos se pongan en ridículo de un modo lamentable. Aquí van dos ejemplos:

  • ¿Qué le pasa a la Ciencia con Dios? ¿Qué obstinación la lleva a buscar los dos orígenes que impiden el sosiego de sus días, impiden sus sueños o los transforman en pesadillas? Porque la Ciencia sueña y lo hace sin detenerse. Es una soñadora obsesivo-compulsiva. Busca el origen del hombre y el origen del Universo. En cuanto a ambas cosas, los teólogos, sin que les falte razón, ya han dicho que aun cuando se encuentre el origen jamás se encontrará el comienzo. Vayamos al nuevo juguetito que están a punto de accionar. Es una máquina tan gigantesca que ni siquiera podemos imaginarla. Lo que sabemos es que ya llevan 15 años construyéndola y que su costo final, pues ya está construida, ha arribado a la cifra, no modesta, de 40.000 millones de euros y, sí, leyeron bien. ¿Qué se lograría con este aparatejo? (Que lo es, ya que su grandeza es nada, es una nimia insignificancia en la vastedad de aquello cuyo origen busca develar.) El aparatejo nos permitiría encontrar la primera primerísima partícula a partir de la cual salió todo lo demás. Que sería el Universo. A esta primera primerísima partícula se le ha dado el nombre, más bien estúpido, de la “partícula de Dios”. Pareciera que esta partícula tendría una millonésima de millonésima de segundo de “vida”. Atrapándola ahí, cuando casi no ha nacido, cuando el Universo era apenas esa increíble casi-nada, esa casi-inexistencia pero, sin embargo, un indudable ya-algo, lo atraparíamos en el momento de su casi-ya-nacer. No soy científico ni teólogo, pero el problema del origen acaso quedara solucionado. Todo surgió de esa partícula. Queda por resolver, algo que resulta evidente para cualquiera menos, según parece, para los científicos, qué fue lo que originó a esa partícula. Lo que nos lleva al comienzo. Si a la partícula se le llama la “partícula de Dios”, el problema de Dios sigue en pie: fue Dios el origen de esa partícula, que, no en vano, no sólo lleva su nombre, sino que es de su pertenencia, su posesión se le atribuye, dado que la partícula es “de Dios”. En todo esto se han gastado 40.000 millones de euros. De euros, no de dólares, pues se nos informa que el proyecto es británico y su genial cabeza es la del científico Peter Higgs, cuya foto se adjunta y cuyo rostro no pareciera diferenciarse demasiado del de un anciano bibliotecario, un plácido farmacéutico o un médico de la selección británica de fútbol. (nota completa aca)
  • ¿Quién le puso ese nombre al boliche? La cuestión deberá formar parte esencial de las investigaciones. Los sospechosos deberán responder a esta pregunta fundamental: “¿Ustedes creían manejar un boliche para cavernícolas y no para seres humanos? ¿Creían que eran apenas simios los que pagaban su entrada, enriqueciéndolos, y luego se enajenaban en rituales primitivos?”. Sí, eso creían. Dado que en un gesto de gran cinismo (y ahora se revela: de gran crueldad) le pusieron al boliche ese nombre: República Cromañón. Uno puede imaginar a Chabán y sus socios muy divertidos con la idea: “Ya que les robamos los clientes a la bailanta pongámosle al boliche un nombre adecuado a nuestra nueva clientela”. Los chicos de la clase media del rock (empobrecidos durante el menemismo) fueron a engrosar los números de los marginados, de los desclasados. ¿Cómo perder esa clientela? Aquí, Chabán y los suyos deciden bajar el nivel y llegar hasta donde el “público” ha llegado: a las cavernas. De la elite que fue Cemento en los ’80 a la “grasada multitudinaria” de comienzos de siglo que se agolpa en República Cromañón. Que es una forma algo oculta de decir: “El planeta de los simios”.Para no perder tiempo: si uno agarra un libro sobre la prehistoria humana va a encontrar alguna información sobre la “República” que menciona el nombre del boliche. “En la aurora de la humanidad (Paleolítico inferior) vivían seres que ya caminaban erguidos y cuya mano se había librado de la necesidad de contribuir a la locomoción” (Historia universal: prehistoria, Siglo XXI, p. 22 y siguientes). Estos “seres” eran los “neardental” y los “presapiens”. Por aquí se ubican los “cromañones”. “Su cráneo, aunque todavía alargado, se muestra más ancho y bajo que en el grupo precedente (los Combe-Capelle) y con un menor desarrollo de los arcos superciliares. Se caracterizan asimismo por su cara ancha, baja y disarmónica en relación al cráneo, y por la ubicación bajísima de las órbitas” (p. 34). ¡Cómo se habrán divertido Chabán y los suyos al encontrar el nombre del boliche! ¡Qué hallazgo, qué imaginación tiene esta gente! Habrán dicho (hasta es posible “verlos” en acción): “Hagamos un boliche para los pobres. Le sacamos los clientes a la bailanta y los juntamos en una república prehistórica. Los amontonamos como lo que son: monos, tipos de las cavernas, tipos presapiens, simios del paleolítico inferior”. ¿Cuánto vale la vida de un cavernícola? ¿Cómo se iban a preocupar (los ingeniosos dueños de República Cromañón) de la seguridad de sus “clientes”? ¿Para qué gastar energías y dinero en cuidar la vida de unos cuantos simios prehistóricos? (nota completa aca)

Para no entrar en detalles, digamos que absolutamente todas las referencias a cuestiones científicas en los fragmentos citados son llanamente incorrectas. Agreguemos que eso hubiera sido muy fácil de comprobar con sólo acceder a Wikipedia antes de escribirlos. Desde que los cromagnones no eran monos, y que no existe ninguna partícula de Dios (!) de donde surgió todo, hasta que Peter Higgs no está a la cabeza de ningún proyecto para buscarla, incluyendo de paso que si el proyecto fuera británico el costo estaría en libras y no en euros. Y varios etcéteras...

Ahora bién, si detecto estas animaladas cuando el escritor se refiere a temas que conozco ¿con que seguridad puedo leerlo cuando habla de los temas que no conozco?

En fin, que la soberbia no te quite la dignidad....

sábado, abril 26, 2008

Macánica Chántica - II. Heisenberg y los profanadores de tumbas

Decíamos antes que la Mecánica Cuántica no dice nada sobre lo que le pasará a un sistema físico en particular, sino que sólo puede hacer predicciones estadísticas sobre un conjunto de sistemas idénticamente preparados. En otras palabras, no nos dice cual será el resultado de un experi- mento singular, sino que predice con exactitud el promedio de los resultados de mil experimentos idénticos.

Creíamos en el pasado que al lanzar una flecha, el conocimiento de la posición del arquero, la tensión del arco y el ángulo del disparo, podía ser usado en las fórmulas de la Mecánica Clásica para predecir con exactitud donde haría blanco. Ahora sabemos que ese conocimiento no es suficiente para saber lo que pasará con una flecha en particular, sino solamente para decir cómo se com- portarán, en promedio, un millón de flechas lanzadas de la misma manera.

Para flechas de escala humana, es decir visibles a simple vista, las formulas de la Mecánica Cuántica nos dicen que todas las componentes de dicho millón se comportarán de modo muy similar, tanto que no seremos capaces de percibir la diferencia. Y creeremos que el arco y el arquero determinan con exactitud donde caerá la flecha. Eso le permitió a Robin Hood transformarse en leyenda.

En cambio para flechas microscópicas, de escala atómica, cada tiro da lugar a un resultado muy diferente, y nuestra predictibilidad se limita a lo que pasará con el promedio. Es decir seremos muy certeros en saber cuantas flechas del millón de intentos dieron en el blanco, pero no podremos decir cuales lo hicieron. Un Guillermo Tell microscópico hubiera terminado como Burroughs.

En otras palabras, la Mecánica Cuántica nos dice que, dado el estado inicial de un sistema físico (por ejemplo "el arquero rodilla en tierra con la cuerda del arco tensada hasta la oreja izquierda, apuntando al centro del blanco") el resultado de muchos experimentos idénticos (un millón de tiros en el ejemplo) consistirá en una distribución estadística (en nuestro ejemplo, "el arquero hará blanco cien mil veces, se desviará por un centímetro de él mil veces, se desviará por dos centímetros cien veces, etc"). Cuanto mas grande sea el sistema en cuestión, menos importante será la dispersión de los resultados (un arquero lo bastante grande, como la diosa de Gancia, hará blanco la mayoría de las veces, digamos novecientas mil, se desviará un centímetro en un pequeño número de intentos, digamos cien, y por dos centímetros sólo un número ínfimo de veces, digamos dos, etc).

Es decir que la importancia de la dispersión de los resultados (la medida de que tan lejos cayeron la mayoría de las flechas del centro del blanco) depende del tamaño del sistema. Para sistemas microscópicos, esa dispersión es dominante, por lo que el resultado de un experimento en particular no es determinable usando la Mecánica Cuántica a partir de su estado inicial. En cambio para un sistema de escala diaria, la dispersión es imperceptible y el resultado será determinable usando la Mecánica Clásica. Esta observación, cuya enunciación formal por Heinsenberg se conoce como principio de incerteza ó de indeterminación ó de incertidumbre, no dice nada acerca de la Naturaleza en sí, sino de los límites predictivos de esta teoría en particular. La Mecánica Cuántica es una teoría determinista para los objetos para los cuales fue construida: nos dice exactamente y completamente lo que pasará con un conjunto de sistemas idénticamente preparados (como el millón de flechas). No es una teoría determinista para los objetos a los cuales no se aplica: no nos dice nada acerca de lo que le sucederá a un sistema en particular (una sola flecha). Para estos últimos se vuelve predictiva sólo a escala humana (para Robin Hood o Guillermo Tell, aunque lamentablemente no para Burroughs).


El principio de incerteza a sido el punto de partida de toda clase de gansadas desde su enunciación. Uno esperaría que, a medida que avanzamos en el desarrollo de la teoría, la deformación inevitable en las explicaciones populares disminuya. Pero no ha sido ese el caso, por alguna razón la Mecánica Cuántica da lugar a un número creciente de delirios posmodernos, que intentan dar una base "científica" al pensamiento mágico….

lunes, abril 21, 2008

Macánica Chántica - I. El tamaño importa

El pensamiento del siglo XX ha sido marcado por dos enormes revoluciones con- ceptuales: la Teoría de la Relatividad y la Mecánica Cuántica. Las explicaciones divulgativas de la primera fueron iniciadas en primera persona por su creador Einstein y continuadas por Russell, en sendos libros que se convirtieron en abre- vadero de posteriores divulgadores. Muy diferente fue en cambio la historia de la Mecánica Cuántica, cuyo desarrollo inicial estuvo plagado de interpretaciones divergentes y cuyo esquema teórico sólo se unificó después de varios años, gracias al trabajo de decenas de científicos. En consecuencia en las explicaciones divulgativas reina la confusión entre lo fundamental y lo accesorio, y es ley la impunidad para citarla en relación a las cuestiones más bizarras.

Un concepto fundamental para entender de qué se trata la Mecánica Cuántica es el de conjunto de sistemas idénticamente preparados. La Mecánica Cuántica se desarrolló a principios del siglo XX, por varios científicos entre los que se destacan Plank, Bohr, Born, Heisenberg y Pauli, con el objeto de entender el comportamiento de la materia a escala atómica. Dado que en esa época resultaba imposible aislar un sólo átomo y someterlo a experimentos para determinar su estructura y su funcionamiento, se trabajaba en el laboratorio con un enorme número de átomos, preparando el experimento de modo tal de tener la seguridad de que cada uno de ellos había pasado por exactamente el mismo proceso antes del momento de la medición. Es decir que todos los átomos intervinientes estaban "idénticamente preparados", podían consi- derarse como fotocopias de uno sólo. La Mecánica Cuántica se formuló para predecir lo que pasa con un tal "conjunto de sistemas idénticamente preparados".

De acuerdo a la Mecánica Clásica (nombre con que se conoce a la mecánica no-cuántica, desarrollada por Newton en el siglo XVII y formalizada por Lagrange y Hamilton durante los siglos XVIII y XIX) los sistemas idénticamente preparados evolucionan de modo idéntico, llegando al mismo estado final. Pongamos como ejemplo el sistema Tierra-Luna: si sabemos donde se encuentra la Luna hoy, seremos capaces de usar las leyes de Newton para predecir con cualquier exactitud requerida dónde se encontrará en cualquier fecha futura. Si hoy fotocopiáramos mil veces el sistema Tierra-Luna para conseguir un "conjunto de sistemas Tierra-Luna idénticamente preparados", estaremos seguros de que en cualquier momento en el futuro, todas y cada una de las copias se encontrarán en el mismo estado, sincronizadas. En otras palabras si en todas ellas dejamos pasar un cierto tiempo y observamos lo que sucede, la Luna de cada fotocopia terminará en exactamente la misma posición respecto de la tierra correspondiente.

De acuerdo a la Mecánica Cuántica en cambio, los sistemas idénticamente preparados no evolucionan de modo idéntico. Es decir que si tomamos por ejemplo un átomo de hidrógeno (un sistema que consiste en un protón alrededor del cual gira un electrón, lo que suena muy similar al sistema Tierra-Luna) y lo fotocopiamos mil veces, los sistemas resultantes evolucionarán de modo diferente. En otras palabras, si en todos ellos dejamos pasar un cierto tiempo y observamos lo que sucede, el electrón de cada copia terminará en una posición diferente respecto del protón correspondiente. Es más, la Mecánica Cuántica no tiene absolutamente nada que decir sobre dónde terminará el electrón de cada copia en particular, no lo predice en absoluto. Sin embargo hace predicciones muy precisas acerca de lo que pasará con el conjunto de sistemas idénticamente preparados, tomado como un todo. Nos dice que en diez de las mil copias el electrón terminará aquí, mientras que en otras diez de ellas el electrón se encontrará allá y en otras diez en cambio estará más allá. Puede decirnos en cuántas de las copias el electrón se encontrará en un dado lugar, pero no puede decirnos en cuáles de ellas estará dónde. Es decir que hace predicciones estadísticas sobre un conjunto de sistemas idénticamente preparados, pero no dice nada sobre un dado sistema en particular.

La primera pregunta obvia es la siguiente ¿qué hace que el sistema Tierra-Luna sea tan diferente del átomo de hidrógeno? ¿Qué hace que en el caso del primero podamos hacer predicciones exactas sobre lo que pasará con todas y cada una de las copias, mientras que en el segundo sólo podemos hacer predicciones estadísticas sobre el conjunto de copias sin ser capaces de decir absolutamente nada sobre cada una de ellas? ¡Después de todo son sistemas muy similares! Concentrémonos entonces en las diferencias: la Tierra y la Luna interactúan a través de la fuerza de gravedad, mientras que el electrón y el protón lo hacen a través de fuerzas electromagnéticas. Sin embargo no parece ser esta la causa de tan crucial diferencia en el comportamiento, dado que en estos sistemas en particular, las fuerzas gravitatorias y electromagnéticas se manifiestan de modo casi indistinguible. Hay una diferencia mucho más evidente ¡el tamaño! El sistema Tierra-Luna es del orden de diez mil trillones de veces más grande que un átomo de hidrógeno.

En efecto, la Mecánica Cuántica nos dice que en el caso de los sistemas grandes como el sistema Tierra-Luna, la enorme mayoría de las copias se encontrarán en el lugar predicho por la Mecánica Clásica (ni Newton, ni Lagrange, ni Hamilton eran ningunos giles después de todo) y sólo una ínfima minoría se encontrará en otro lugar. Es decir que a los fines prácticos, en lugar de aplicar las reglas de la Mecánica Cuántica a nuestras mil copias del sistema Tierra-Luna, podemos en cambio aplicar las antiguas reglas de la Mecánica Clásica a una sola de las copias, con lo que obtendremos la posición final de la enorme mayoría de ellas. En cambio para los sistemas pequeños como el átomo de hidrógeno, la dispersión en el resultado final es grande, y una predicción hecha con la ayuda de la Mecánica Clásica resultaría completamente inútil, por lo que solamente podemos hacer predicciones de acuerdo a las reglas estadísticas de la Mecánica Cuántica.

Es importante resaltar que, si bien la Mecánica Cuántica no provee una explicación para lo que pasa individualmente con cada una de las copias que forman un conjunto de sistemas idénticamente preparados, esto de ningún modo quiere decir que tal explicación no exista, sino que simplemente no es necesaria para hacer algunas predicciones. La mecánica cuántica es perfectamente determinista cuando se aplica a un conjunto de sistemas idénticamente preparados, y no es aplicable a cada una de las copias individuales que componen dicho conjunto. Eso no quiere decir que el comportamiento de cada una de las componentes no pueda ser explicado de modo determinista, sino solamente que tal explicación no es necesaria para hacer promedios. La sólo aparente contradicción entre Mecánica Cuántica y predictibilidad individual ha provocado una serie de delirios místico-filosóficos , acerca de la inaccesibilidad del Universo para la razón humana y de la falibilidad de la ciencia, cuando en realidad no es sino una prueba más del alcance del método científico cuando se aplica bien fuera de las regiones accesibles a nuestros sentidos.

martes, marzo 25, 2008

Edipo y Constantino

A quien quiera leer sobre el fascismo subya- cente en la pretensión del psicoanálisis de entender el funcionamiento de una mente mejor que su propio dueño, le recomiendo a Basaglia, quien lo explicaba jugando de local. Yo solo puedo referirme a un par de anécdotas que siempre cito cómo arque- típicas de la enorme ignorancia y auto- ritarismo de muchos psicoanalistas a la hora de diagnosticar a un paciente.

Contaba en algún post anterior que nuestra querida Universidad Nacional, siempre dis- puesta a dilapidar recursos del estado para justificar la existencia de oficinas inútiles como su dirección de sanidad, me obliga a repetir los exámenes de aptitud psicofísica cada vez que retorno de mis algo frecuentes viajes al exterior. En dos ocasiones tuve que repetir el diagnóstico psicológico, como si el escaparme por seis meses de este loquero pudiera tener algún efecto diferente de el de unas largas vacaciones en un spa con odaliscas danzantes.

La primera vez, me tocó conversar con una psicóloga joven y de buen lucir. Eso me facilitó las cosas, ya que mientras ella intentaba una conversación insulsa yo me entretenía mirándole los senos (bueno, ¿qué? no me digan que nunca lo hicieron... nada del otro mundo, igual). Ella, mientras buscaba alguna explicación al movimiento pendulante de mis ojos, hacía esas típicas preguntas que hasta mi perro podría contestar. Que como te llamas (Calígula del Valdío), que donde vivís (en la cucha), que si te gusta dar clases (psee), que por qué te gusta (y qué se yo, me gusta el helado de sambayón y tampoco sé por qué), que cómo te describirías a vos mismo (y… en un boliche te lo cuento, acá, rodeado de carpetas amarillentas apiladas y carteles pegados con cinta scotch, no me estimula mucho). Y así. ¿Hay algo de vos de lo que no te sientas conforme? (y, que se yo, hubiera querido ser Bruce Willis, panzón, dolape y con plata, pero no me tocó, que le vamo' a hace'...). Hasta ahí todo normal. Pero entonces se puso un poco reiterativa: contame si hay algo de tu cuerpo que te haga infeliz (la verdad que no, no serán 30 centímetros pero tampoco son 7, me parece lo justo). Algo que te cause vergüenza (nahh, soy demasiado arrogante como para sentir vergüenza). En serio, sentite libre para contarme lo que quieras, que queda acá (que no flaca, que no, ¿entendiste?). ¿De verdad no te gustaría cambiar algo de tu cuerpo? (¿que te pasa loca? ¿no te gusto? ¿qué tengo? ¿cresta y antenitas?). Después de un rato vio que no iba a ningún lado (un poco le costó, no era muy perceptiva), y dio por terminada la entrevista. Mientras cerraba sus notas (ay dioses, escriben notas) me miró en tono confidente y me dijo: mirá, durante la entrevista no pude evitar notar que tenés manchas en las manos, y me pregunto si eso te causa algún tipo de incomodidad. ¡Ahhh!.. Juro por mis orejas que no me había dado cuenta que se refería a eso: tengo vitiligo desde los 16 años, cosa que jamás me molestó demasiado, excepto tal vez cuando el sol está muy fuerte. La mayor parte del tiempo sólo lo recuerdo sólo cuando algún paracaidista me pregunta ¿qué te pasó, te quemaste?. Pero a ella en cambio la cosa la perturbó bastante, y en mi "negativa a admitirlo", creyó percibir un enorme complejo al respecto (que ¡por Alá!, no tengo). Cerró la entrevista diciendo "bueno, no dejes de acudir a nosotros si sentís que tenés que hablar de eso". Caray, ¡que enorme arrogancia! ¡a ella la pone incómoda el aspecto de mi piel y piensa que yo tengo que sentirme acomplejado por eso!

La segunda vez, la psicóloga de turno (bastante madura esta vez, nada interesante) tomó las notas de la otra (dioses, escriben notas) guardadas en mi expediente, y comenzó el interrogatorio. Hablame de vos (y qué querés que te diga...). Contame lo que quieras (bueno, estuve afuera seis meses y la universidad considera que tengo que rehacer todo el tramite desde cero como si fuera un nuevo empleado). Me refiero sobre tu persona (ahh, bueno, que se yo, me recibí, me doctoré, me casé, me fui de posdoc, todo lindo). Mirá, si no vas a colaborar, esto se va a hacer largo (no menacé tritrí...). Contame de tu vida ¿sentis que tenés algo por resolver? (nada que le vaya a contar a una desconocida por una exigencia burocrática de una institución decadente). ¿Sentís que cometiste algún error ? (y..., según me estoy dando cuenta, volver al país). Y así. Ella con su tonito fascistoide y yo en mi polo anarquista. Hasta que de golpe largó: contame acerca de tu epilepsia (¡a la mierda! ¿cómo llegó eso a mi expediente? ¡pensar rapido! ¿algún Hijo de Puta de nuestra querida institución intentando serrucharme el piso? ¿algún rebote burocrático? Ahh ¡ya sé!, pedí un re-integro al coseguro de la universidad, para lo que tuve que presentar el diagnóstico, y alguien guardó la fotocopia en el expediente. Si, claro, es eso, menos mal, me asusté...). Acá dice que tuviste crisis convulsivas (no, yo nunca tuve crisis convulsivas, tuve un desmayo que es otra cosa). Tené en cuenta que pueden ser causadas por algún conflicto no resuelto (pse claro, por ejemplo el desarrollo del hipocampo izquierdo durante mi etapa fetal, o un infarto cerebral en el lóbulo temporal, conflictos que lamentablemente no se resuelven en un diván...). ¿Se repitieron las convulsiones? (señora, le dije que nunca tuve convulsiones). Decime la verdad, acá dice que tenés epilepsia (si, tengo crisis parciales de inicio simple en el lóbulo temporal izquierdo) y epilepsia implica convulsiones (ahh bueh, volvé a la escuela querida, menos del 5% de las crisis epilépticas se generalizan, la mayoría de los pacientes jamás tiene convulsiones ¡loado sea Budha!). Yo no estoy de acuerdo con eso (y claro que no estás de acuerdo, por eso no fuiste neuróloga). ¿Estás seguro que nunca tuviste convulsiones? (que no, tarada, que no). Bueno, esta bien, si no querés hablar de eso terminamos la entrevista acá (ahh claro, ahora soy un negador). ¡Increible! la mina cree que nada escapa a su campo, según ella hasta los mancos tienen algún conflicto personal que explica su mancanza ¿tal vez se masturbaban demasiado de chicos? Que la parió…

El psicoanálisis no necesita racionalidad, de hecho no puede coexistir con ella. No necesita hechos objetivos, le basta con su propia verborrea. Nada queda fuera de su área de aplicación: si te pican la gónadas, es porque tenés complejo de Edipo (o por alguna otra razón igual de delirante), y las ladillas no tienen nada que ver, las inventaste para negar tu complejo. No importa cuanto te conozcas a vos mismo, no importa cuan poco te conozca el analista, siempre tendrá algo que decir sobre vos. Y no importa cuanto insistas en que se equivoca, estarás simplemente negando tu problema. El psicoanálisis siempre gana, porque corre con ventaja: el corset de la realidad no le ajusta, la lógica no le pesa, y la autoconsistencia no le preocupa. Es la verdad revelada del mundo moderno, la última religión....

Y nosotros repetimos el error de Constantino, institucionalizando la religión dentro del estado.

viernes, marzo 07, 2008

Siegfrid y la bola de billar

Decíamos hace unos posts, que el azar es una medida de nuestro desconocimiento del universo. Más concretamente, un aconte- cimiento aleatorio es aquél que carece de causas dentro del modelo que usamos para describirlo. La pregunta natural es entonces ¿siempre podemos construir un modelo que incluya causas para todos los eventos? Es decir, las leyes que rigen el comportamiento del universo ¿pueden ser formu- ladas de modo completamente de-terminista? ¿o siempre quedará algo fuera de nuestra consideración, de modo que tales leyes sean indeterministas? Si la primera respuesta es afirmativa, entonces el azar es puramente empírico, evitable. En cambio si la segunda respuesta es afirmativa, entonces existe un azar ontológico, inevitable.

Es mi intención en este post analizar la primera posibilidad, es decir que pasaría si las leyes del universo fueran enteramente deter- ministas, sin dejar ningún lugar al azar en su formulación. ¿Quiere esto decir que todo es predecible, que aún las acciones humanas están codificadas en una ecuación?. Si bien esa es la interpretación más común del determinismo, que aterroriza a muchos filósofos de sobremesa celosos de su libre albedrío, es de hecho una interpretación errada, y por una razón muy sencilla: determinista no significa determinado.

Si fuéramos capaces de encontrar leyes deterministas que expliquen el funcionamiento del universo, podríamos predecir completamente el estado futuro de cualquier sistema físico, partiendo del conocimiento de su estado presente. Por ejemplo, si el jugador de billar conoce la forma de la mesa y la elasticidad de sus bandas (es decir las leyes deterministas de evolución del sistema) y si puede determinar exactamente donde se encuentra la bola blanca y todas las demás bolas en la mesa antes del tiro (es decir que conoce con absoluta precisión el estado inicial), entonces será capaz de saber con exactitud adonde irá a parar la bola 8 después de cuatro, cinco, o diez carambolas. Es decir que el sistema determinista estaría completamente determinado. Sería predecible.

Pero en la vida real, el jugador de billar no puede saber la posición de las bolas en la mesa más que con una cierta imprecisión, dada por las sensibilidad de sus ojos (digamos de un par de milímetros). Es decir que sabe que la bola blanca está aproximadamente en el punto de tiro, pero no es capaz de distinguir si se encuentra un milímetro mas acá o medio milímetro más allá. Ese "más o menos" es un inevitable acompañante de sus instrumentos de medida. Claro que siempre podría cambiar sus ojos por un microscopio, pero lo único que lograría sería reducir esa imprecisión (digamos, a unas décimas de milímetro), nunca eliminarla por completo. Esto es debido a que cualquier observación del universo tiene un cierto error de medida, el cual se puede reducir arbitrariamente mejorando nuestros instrumentos, pero jamás hasta el punto de hacerlo desaparecer. (Dicho sea de paso, la existencia de ese error de observación no es una limitación de nuestra naturaleza falible, sino una propiedad objetiva del mundo exterior; la vemos como una limitación sólo si insistimos en asignar a los objetos posiciones exactas que en realidad no tienen).

Claro que esto no constituye necesariamente un impedimento. Digamos que el jugador sabe la posición de todas las bolas de la mesa con una precisión de unos pocos milímetros. Entonces es de esperar que pueda usar las leyes de evolución de su sistema para predecir las carambolas y la posición final de la bola 8 con la misma precisión. En otras palabras, si la bola blanca estuviera desplazada un milímetro hacia acá respecto de la posición estimada, la bola 8 terminaría un milímetro más allá respecto de la posición predicha. Es decir que un error de unos pocos milímetros en la estimación de la posición inicial, redundaría después de varias carambolas en un error comparable en la posición final. La evolución futura de este sistema determinista estaría determinada a menos del error de observación en la posición inicial.

Pero como siempre, la naturaleza es mucho más interesante que lo que imaginamos: la posibilidad arriba descripta sólo se verifica para elecciones muy especiales del angulo de tiro. Para cualquier otra elección, una imprecisión de unas décimas de milímetro en la estimación de la posición inicial de la bola blanca, se amplifica luego de varias carambolas resultando en un error de metros en la posición final. En este tipo de sistemas, los errores de observación en la posición inicial crecen exponencialmente durante la evolución, haciendo imposible una predicción razonable de la posición final. Se llaman sistemas caóticos. Sus leyes de evolución siguen siendo deterministas: si conociéramos exactamente la posición inicial de todas las bolas en la mesa podríamos determinar exactamente la posición final. Pero la evolución no está determinada: el conocimiento de la posición inicial está siempre limitado por un error de medida, cuya terrible amplificación hace impredecible el resultado.

Los sistemas caóticos suelen estar descriptos por ecuaciones extrema- damente difíciles de resolver. Es por esto que, si bien muchos de ellos son sistemas clásicos cuyas leyes básicas se conocen desde hace siglos, el descubrimiento y posterior estudio del fenómeno del Caos se produjo sólo después de la aparición de las computadoras, en el último cuarto del siglo XX…. con tanta mala suerte que coincidió con la involución del pensamiento social hacia la posmodernidad. Esta coincidencia lo transformó en una fruta más a ser lanzada impunemente por los alegres pensadores posmodernos.
(Hablando de impunidad y frutas, agradezco a JuanPablo la detección de un terrible naranjazo que sacudí en la versión original de este post, y que fué disimuladamente correjido)

lunes, marzo 03, 2008

Novedades: trolls e invitaciones

Un par de novedades.

  • Como tal vez hayan notado, un troll está parasitando este blog. Para asegurarme de su naturaleza subterránea, y descartar la posibilidad de que se tratara simplemente de alguien en desacuerdo con mis opiniones sobre el Big Bang, lo invité cortesmente a vernos las caras y dirimir diferencias. No se presentó a la cita. En consecuencia y como medida profiláctica, he instaurado la moderación de comen- tarios, pido disculpas por la molestia a todos aquellos que vienen a este sitio con la sana intención de debatir.


  • El amigo Milkus, ha cometido la imprudencia de publicar en su blog Zona de Insomnio una contribución de un servidor sobre el tratamiento de la información en la ciencia. Le agradezco la distinción y los invito a visitarla.

Cambio y fuera por ahora.

miércoles, febrero 27, 2008

La tortuguita de Mafalda

Los organismos del estado suelen ser lite- ralmente fagocitados por la burocracia después de un corto tiempo de funcionamiento. En la mayoría de las reparticiones, abundan los recovecos administrativos tales como direcciones, secretarías, subsecretarías, con títulos cada vez más particulares y objetivos más acotados, hasta extremos ridículos. Algo así como si Terrabusi tuviera la dirección de fideos, secretaría de fideos largos, subsecretaría de tallarines, y oficina de pestos, con dos funcionarios, uno para el pesto de albahaca y otro para "otros pestos". En la mayoría de los casos esa estructura no responde a ningún organigrama y, cuando aparece alguno en los papeles, ha sido diseñado a posteriori para justificar la estructura existente. En los casos patológicos (casi todos) esta omisión disimula la superposición de funciones de al menos cuatro oficinas por área. Como si Terrabusi tuviera otra subsecretaría de pesto en la dirección de salsas y dos más en la división de cocina con hierbas aromáticas y en la de galletitas. En los casos extremos (conozco varios) estas oficinas superpuestas se odian a muerte, y cada una se esfuerza en ponerle obstáculos a las otras para impedirles desarrollar cualquier tarea. En ese contexto se llega al estado de agotamiento burocrático donde la totalidad de la repartición deja de contribuir al objetivo para el cual fue creada. Terrabusi deja de fabricar fideos, mientras sus secretarías se pelean para ver cuál está habilitada a ponerle la etiqueta al frasco de pesto. El síntoma más difundido es que absolutamente todos los actores olvidan la razón de ser de la repartición en la que trabajan, y ante una pregunta directa, dudan embobados. "-¿Qué hace Terrabusi?" "-Ehhmmm…". La grasa rodea tanto al músculo que lo atrofia, y en adelante la única razón de existir de todo el sistema será seguir existiendo. Justificarse a sí mismo.

En ese contexto, no hay salida posible. Supongamos que, por una elección o un escándalo, un nuevo funcionario es nombrado al frente de la repartición. En el caso más probable, tendrá un montón de favores que devolver, lo que hará mediante el generoso reparto de puestos a todos sus amigos, hijos, cuñados y amantes. Estos ocuparán puestos creados especialmente para ellos, sin ningún objetivo específico salvo el de darles trabajo, y en consecuencia contribuirán a engordar el aparato. Más grasa, menos músculo. Tipos que no tienen nada que hacer salvo justificar su existencia, y que para eso fabricarán toda clase de obstáculos, con el único objetivo de hacerlos desaparecer sólo bajo su firma. Si en cambio tocara el mejor de los casos, digamos el de un funcionario honesto con ganas de laburar (que los hay, creer que no es parte del camino a la mediocridad), se encontrará con una repartición absolutamente desorganizada, donde nadie tiene la menor idea de para qué está ahí y cada uno está convencido que su función es fundamental para la estructura y de que tiene derecho a decidir cómo y cuándo ejercerla. A ese nuevo capo massimo no le queda otra opción que montar una estructura de oficinas paralelas con personas de su confianza para llevar adelante las tareas que las oficinas regulares ya olvidaron cómo y por qué hacer. Si le va bien, la repartición mejorará en su funcionamiento sin quejas del "personal de planta" (que seguirá sin laburar), y lo más probable es que se lo premie con un puesto mejor en algún otro lugar. Si le va mal, en cambio, lo rajarán acusado de poner más ñoquis en el estado. En cualquier caso, el resultado es el mismo, nadie desactiva las nuevas oficinas creadas, nadie cierra las viejas inutilizadas, nadie se ocupa del organigrama, y al final hay aún más grasa y menos músculo.

Valgan algunas anécdotas para graficar a qué me refiero.
  • Como un modo de mantener el statu quo, la facultad donde trabajo casi no llama a concursos. Todos los menores de cincuenta ocupamos cargos "transitorios" los cuales reglamentariamente duran tres meses. Cada vez que ese período se vence la facultad los "renueva" automáticamente, disimulando así la irregularidad de no llamar a concurso. Como no tengo armas (porque en estas situaciones no podría resistir la tentación de usarlas) me banco que me exploten en esas condiciones. Lo que no me banco es que cada renovación el departamento de personal me haga rellenar nuevamente la mitad de los formularios como si jamás hubiera oído hablar de mí. Trámite engorroso que implica por ejemplo entregar una declaración jurada, para recibir un mes después un memo de la oficina de personal intimándome a presentarme allí en un plazo de 48 horas (¿quiénes se creen que son para ponerme plazos? ¿la ley? ¿quién le dio la palma a un funcionario de cuarta para "intimar" a nadie?) con el objeto de retirar la declaración y hacerla certificar por mi otro empleador, el CONICET. El costo del memo es mayor que lo que le erogaría a la facultad enviar por correo la declaración jurada al CONICET, para hacerla certificar sin mi intermedio. Y ya que estamos, me dejarían laburar para aquello para lo que me pagan que, aunque a los burócratas les cueste creerlo, no es certificar declaraciones juradas ni nada parecido. Pero si lo hicieran admitirían lo evidente: que su puesto es innecesario, que no tienen ninguna autoridad ni importancia, y que todo funcionaría exactamente igual si no estuvieran allí.

  • Subsidio para Investigadores de una Universidad Nacional. Una suma ridícula que alcanzó a duras penas para cubrir un 5% de un viaje de trabajo a Francia. A la hora de "rendir" el subsidio (un costumbrismo argentino, en el resto de los países del mundo se entiende que usaste el dinero para aquello para lo que te lo dieron, ¡después de todo, por algo te lo dieron!), presento las boletas, que certifican que hasta el último peso gastado en dicho viaje, como correspondía. La borderline de la contadora rechaza la rendición, arguyendo que las boletas "deberían ser tipo B a nombre de la Facultad de Ciencias Exactas" ¡lo que obviamente no son ya que en Francia no hay boletas tipo B! Ante mi estupefacción explica "mirá, yo así no lo puedo aceptar, tendrías que presentar una nota dirigida al decano especificando por qué razón las boletas no son tipo B". Vuelvo a mi oficina y mientras redacto la nota, que le explica pacientemente al decano que en Francia no se cumplen las leyes tributarias argentinas, me siento un imbécil. En un ataque de dignidad borro el .doc antes de imprimirlo. ¡A cagar, no rindo nada, que me vengan a buscar con la policía! Dejo pasar seis meses, luego presento nuevamente las mismas boletas, que ahora son aceptadas sin comentario alguno. La cronoterapia es infalible.

  • Por suerte respiro cada tanto con largos períodos de trabajo en el exterior. Como soy honesto (que en nuestras tierras es sinónimo de estúpido) al irme renuncio a mis cargos universitarios (aunque nadie lo notaría si simplemente dejara de ejercerlos, me pregunto cuántos difuntos recibirán regularmente su salario porque la universidad rechazó el certificado de defunción "por no estar firmado por el interesado"). Al retornar, se me obliga a repetir todos los trámites de una nueva incorporación, llenando literalmente diecisiete (17) formularios, con datos tan relevantes para mi desempeño académico como DNI de mis padres y hermanos, distrito militar (porque nadie notificó por escrito a la directora de personal que la dictadura terminó), y grupo sanguíneo. La última versión incluía un croquis de la ubicación de mi vivienda, para que pueda ir el médico a verificar mi estado de salud en caso de licencia por enfermedad (dicho sea de paso "el médico no se acercará al domicilio en caso de constatarse la presencia de canes" de acuerdo a una resolución que el consejo académico se ocupó de elaborar luego de alguna mordida pequinesa en gónadas hipocráticas). Se abre una nueva cuenta bancaria aunque perfectamente se me podría pagar en la anterior, que jamás se preocuparon por cerrar (ya tengo cuatro cuentas en el Nación, tres de ellas al más absoluto flato). Se me hace repetir el examen médico, foniátrico, y odontológico (porque como es obvio si tengo las muelas cariadas no puedo enseñar análisis matemático...). La última vez me quejé ante la funcionaria de turno de tener que repetir el análisis de orina completo, cuando sólo habían pasado seis meses de mi reincorporación anterior. Me respondió "y, pero como te imaginarás, en ese período la orina cambia"... me dio ganas de orinarle el escritorio cual caniche rabioso. Otro asunto, que da para un post entero, es el examen psicológico, practicado por una repartición llena de psicópatas narcisistas y débiles mentales.

Tengo mil más, pero ya me estoy calentando, y veo de reojo a mi mujer que carga la pistola de dardos que esconde en el bolso para estas situaciones, así que mejor los dejo para otra ocasión.

Al final, el problema es que tenemos que resignar- nos a que el aparato del estado no se arregla sin telegramas de despido. Y quién crea que esto suena gorila, piense cuantos menos pobres habría si las reparticiones del estado cumplieran sus funciones. Cuantos menos enfermos habría si los hospitales funcionaran por algo más que por la fuerza de voluntad de tres de cada diez de sus empleados. Cuantos mejores profesionales habría si las universidades no dilapidaran su dinero en oficinas inútiles, encargadas de controlar estupideces, mientras a los docentes se nos paga un sueldo vergonzante y se nos trata como material descartable.